El campeonato mexicano de primera división se ha teñido de azul. Hace muchas lunas que el equipo celeste no amanecía en la cima de la tabla y eso debe tener contentos a sus dirigentes, jugadores y a su nutrida y sufrida afición. No es la primera vez que vemos la película.
Para los años que tiene en el máximo circuito, dejando de lado la histórica época de los 70, han sido más bien escasos los campeonatos. Por ello, los viejos de la comarca aconsejan irse con calma. Más vale el paso que dure que el trote que canse. Sin embargo, ver jugar a este equipo ilusiona.
Sigo pensando que una de las diferencias en el balompié moderno es la dinámica que, vía la preparación física, pueda imprimir una escuadra. El América de hace seis meses volaba y acabó siendo campeón. Los Pumas andan como en los tiempos en que eran invencibles en Ciudad Universitaria y la Máquina Celeste ahoga a los rivales.
Azul pintado de azul. Fecha 7 y a punto, con la doble jornada, de llegar a la mitad del torneo. Ahora, en estas cosas que solo pueden pasar en una Liga dirigida por retardados intelectuales, se va a jugar a media semana el complemento de la fecha 9, para dar paso a partir del viernes, a la jornada 8.
Si usted está pensando que es una locura, quítele el número que pensó, multiplíquelo por 5389 y tendrá un resultado apenas aproximado a lo que sucede en México. Cruz Azul enfrenta, en medio de este galimatías, al León el miércoles en la tierra donde la vida, dicen, no vale nada.
El próximo sábado, en la cancha del Monumental estadio Azteca vivirá no solo una prueba de fuego sino que deberá exorcizar sus demonios. Estará enfrentando a su Némesis, quién aparte de traerlos de hijos, le ganó el campeonato más inverosímil de la historia en ese mismo escenario.
América los dejó tendidos en el terreno. Si sale airoso, deberá sufrir el acoso de una jauría empeñada en bajarlos del súper liderato, aunque sabemos que a muchos participantes el lugar en la tabla les vale gorro, mientras se metan a la Liguilla.
Al entrenador Martín Anselmi hay que otorgarle el crédito que merece por levantar el ánimo a este alicaído grupo, sin embargo, recomendaría mesura.
La burra no era arisca hasta que a palos la hicieron, dice el dicho. Los denominados “expertos”, que tienen menos tino que un cronista del clima, dijeron que esta era una Liga de tres, aludiendo al América, Tigres y Monterrey.
Pues que les avisen a Pumas, Pachuca, Guadalajara y Necaxa pues andan desatados.
Falta mucho torneo, harta tinta por escribir y saliva por hablar, pero los números hoy favorecen al proyecto celeste.
La rumorología acerca de su presidente y el director deportivo no ha pasado de meros chismes de vecindario, sin prueba alguna de cargo o inocencia. Por todo ello y lo que envuelve a la institución habrá que esperar a ver si el azul es…como lo pintan.