El pasado fin de semana se presentaron dos eventos masivos, en deportes que acaparan la atención de millones de aficionados, como son el futbol y el boxeo. El estadio de la Ciudad de los Deportes, hoy rebautizado como “Azulcrema”, al convertirse en la dirección alterna del América, en lo que remodelan el Azteca, albergó una edición más del llamado “Clásico de clásicos”. De sobra conocida es la rivalidad entre los de Coapa y el Guadalajara, aunque en esta ocasión, el cuadro tapatío lucía como evidente víctima. Sin embargo, como se dice coloquialmente, los partidos hay que jugarlos y en el ajedrez técnico, Gabriel Milito le pegó un repaso a André Jardine.

Quizá el estratega brasileño esperaba a un rebaño propositivo, abierto y lanzado al ataque, como había jugados sus últimos encuentros. Ocurrió lo contrario. El chiverío se plantó atrás, marcó muy bien en media cancha y no tuvo errores como cometer penales inocentes y con velocidad en el contragolpe, vacunó al adversario. Al final, los ánimos se desbordaron, más por el ardor crema que por las ganas de pelear y tras los típicos jalones, empujones y bravatas baratas, se pudo continuar en santa paz. Gran triunfo para el Guadalajara, que no pudo repetir en su juego pendiente ante Tigres, al cansarse de fallar, incluso una pena máxima. El otro magno evento fue la pelea entre Saúl Álvarez y el estadounidense Terence Crawford, que tuvo lugar en el estadio de los Raiders, en la llamada “Ciudad del pecado”, Las Vegas, Nevada.

El hábil pugilista gabacho, desnudó todas las deficiencias del “Canelo”, ante más de setenta mil asistentes. Hace ya muchos años, cuando se quiso “construir” una rivalidad entre Saúl y el hijo de la leyenda, Julio César Chávez, visité la ciudad de Guasave, en Sinaloa. Mientras departíamos con la botana, chelas y uno que otro tequila, llegó al restaurante un señor que, por la traza y su conversación, era inmensamente rico. Ahí me enteré que era el patrocinador de Julio junior, por lo que, en mi ignorancia del tema, le hice la siguiente pregunta: oiga, ¿y quién es mejor, el “Canelo” o su pupilo?, a lo que me respondió: “Mira Brizio, los dos son muy malos, solo que a Álvarez le gusta trabajar y a mi muchacho no”.

Al “Canelo” lo han criticado los expertos, pero nadie puede negar que ha construido una carrera sólida, ejemplar y que ha sabido generar una marca que le reditúa muchos, pero muchos dólares. Puede ser que, a lo largo de los años, le hayan con seguido rivales a modo, pasados de edad o que no haya querido enfrentar a peleadores de verdad, que lo pusieran en aprietos. También se afirma que no es un estilista ni un noqueador. Entonces, era de esperarse su caída ante un peleador tan completo como el citado Crawford. El único al que nadie puede derrotar es a Cronos, el Dios del tiempo. A Saúl le queda solamente cuidar el final de su carrera, entender cuándo debe irse y administrar su cuantiosa fortuna. Así se escribieron estas dolorosas…dos derrotas

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp