Han pasado 42 años de que Lauro Ortega Martínez asumió la gubernatura, y hasta hoy día sigue siendo considerado uno de los dos mejores gobernadores de Morelos sin que se les haya rendido el homenaje que merecen.
Construido durante la gestión 1970-76 del ingeniero Luis Enrique Bracamontes Gálvez (Tapalpa, Jalisco, 22 de junio de 1923-Ciudad de México, 15 de enero de 2003), y conocido entonces como el Boulevard a Cuautla, en julio de 2020 se le puso el nombre de Boulevard Doctor Lauro Ortega Martínez al tramo del Paseo Cuauhnáhuac de la jurisdicción Cuernavaca. Dependió de los cabildos Jiutepec y Yautepec que el cambio de nombre fuera extendido hasta la entrada poniente del Cañón de Lobos, pero esto no sucedió y, aunque merecido, el homenaje a Ortega quedó en suspenso.
Complicado el tramo del Cañón de Lobos, algunos colaboradores del doctor Ortega propusieron ampliar a cuatro carriles la vieja carretera que era sólo de dos. Para hacerlo, debería ser dinamitado el cerro, con el consiguiente aumento del costo de la obra y los daños ecológicos. Sin embargo, Ortega, que en el trienio anterior había sido diputado federal y años antes presidente del comité ejecutivo nacional del PRI, no le dio muchas vueltas al asunto.
Decidió: “simplemente vamos a hacer los carriles de ida a Cuautla en el lecho del cañón”. “Pero se va a inundar en tiempos de lluvias”, opinó uno de los funcionarios que lo acompañaban en el recorrido. “No. Ya verá usted que no”, respondió don Lauro, y pocos días después la maquinaria estaba abriendo la parte baja del cañón que, efectivamente, nunca se ha inundado.
Fallecido el 22 de julio de 1999, Ortega reía con la leyenda de que los trabajos de construcción toparon con un tesoro. Fue tan insistente el relato que hasta hoy hay quienes lo dan por verdadero. Contaban que una pala mecánica extrajo “varias ollas llenas con monedas de oro” y que, enterados algún capataz o ingeniero cuyos nombres nunca se supieron, escondieron las ollas, regresaron de noche para llevárselas, se repartieron el oro y a los pocos días desaparecieron. Algunos rumoraron que se trataba del tesoro que había enterrado la banda de Los Plateados en el Cañón de Lobos. Otra leyenda aseguraba que los albañiles hallaron más de un esqueleto de personas asesinadas en ese o en otros sitios y luego arrojadas al fondo del Cañón de Lobos, o accidentadas en las curvas peligrosas de la parte de arriba que al cabo del tiempo habían cobrado cientos de vidas. Pero de la manera que haya sido, lo único que a ciencia cierta se supo fue la tremenda cantidad de vehículos que se habían precipitados al lecho del cañón y por muchos años estuvieron regados donde serían abiertos los carriles de abajo.
Autor de obras trascendentales como el aeropuerto Mariano Matamoros y el Palacio de la Justicia, y de programa sociales como el del bolillo popular, a Lauro Ortega se debe también la creación del Sistema Morelense de Radio y Televisión. Visionario, con la construcción del Paseo Cuauhnáhuac catapultó el desarrollo comercial e inmobiliario de esa zona donde en la actualidad el metro cuadrado ronda los cinco y los diez mil pesos en las jurisdicciones de Cuernavaca y Jiutepec y unos seis mil en la parte pegada a Yautepec…
Y don Emilio Riva Palacio, tan o mejor gobernador que Lauro Ortega, al que se debe el arranque del desarrollo de Morelos, ya que construyó la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (Civac), cuyas fábricas proporcionan hasta hoy el mayor número de empleos en el estado, así como la Unidad Chamilpa de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos…
A partir de mañana martes Margarita González Saravia quedará en la historia como la primera mujer gobernadora de Morelos, ¿desde 1924?... (Me leen mañana).