Que la entrega de escrituras a vecinos de los Patios de la Estación es la respuesta al presidente Andrés Manuel López Obrador, alardeó esta semana algún funcionario de rango estatal en las instalaciones del Instituto Nacional del Suelo Sustentable. Presumió con sombrero ajeno, pronto se cumplirán dos años que el alcalde Antonio Villalobos Adán solicitó a AMLO la regularización de La Estación. Este tema ya forma parte de la historia de Cuernavaca. El 18 de diciembre de 2019, Villalobos solicitó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales la escrituración de los predios de dicha colonia. Enfocada la petición a la solución de una vieja demanda de aproximadamente 3 mil 500 familias, pocos meses más tarde que AMLO vino a Cuernavaca el edil le pidió personalmente su apoyo para la regularización de esta colonia enclavada en el primer cuadro de la ciudad. Enseguida se dio el anuncio de la primera etapa de un circuito de obras de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, entre otros puntos, en las pistas de patineta hasta y la cancha de futbol. La historia: No hay, o el columnista no ha encontrado, un documento que detalle cómo surgió la “ciudad perdida” de la Estación. Sin embargo, relatos viejos refieren que en la década de los cuarenta del siglo pasado trabajadores ferrocarrileros habitaron varios carros del tren que permanecían abandonados en el patio de maniobras. De manera paulatina, familias mayormente provenientes del estado de Guerrero invadieron espacios de la explanada poblada por árboles de eucalipto. Con el paso de los años alcanzó una invasión cercana a las veintidós hectáreas, vale decir, codiciadas durante años por fraccionadores voraces habida cuenta su alto valor comercial. Historiadores y el desaparecido cronista Valentín López González consignaron la llegada a Cuernavaca de la primera locomotora en 1897, inaugurada la estación del ferrocarril por Porfirio Díaz que en la misma ocasión cortó el listón inaugural del puente que lleva su nombre. Privatizado un siglo después Ferrocarriles Nacionales de México por el presidente Ernesto Zedillo, en 1997 desapareció el tren México-Cuernavaca-Balsas, cayeron en el abandono la casona donde estuvieron la taquilla y la sala de espera y fue invadido el tramo de vía que corría al lado de la avenida Plan de Ayala en tanto el asentamiento de Los Patios permaneció en el limbo jurídico. Si regularizarla con papeles habría significado llevarle las obras de infraestructura urbana de las que históricamente había carecido, en junio de 2007 lo intentó, pero no pudo, el desaparecido alcalde panista Jesús Giles Sánchez. Se presentó entonces la oportunidad de que el organismo liquidador de Ferronales cediera a la ciudad (y no vendiera en 52 millones de pesos, como pretendía) las veintidós hectáreas de Los Patios y los pasos de vía para construir en ellas alternativas de vialidad, por ejemplo, concretar la vieja idea de construir una avenida en la terracería paralela a Plan de Ayala, lo que acabó siendo imposible. Por cerca de un siglo, tener las escrituras que les diera certeza jurídica en la tenencia de sus casas fue el sueño más preciado de al menos tres generaciones de familias. Para que ello sucediera debieron llegar al presidente López Obrador y el alcalde Villalobos. De octubre 2020 a agosto 2021 se habían entregado 651 escrituras a familias de Patios de la Estación. Y contando… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán jmperezduran@hotmail.com 

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