Presidente de la Comisión de Hacienda, el diputado Agustín Alonso Gutiérrez puso el remedio y el trapito para que el Gobierno del Estado les pague a 120 maestros y maestras del programa de inglés de preprimaria y primaria las quincenas que les debe, desde enero, febrero y marzo. Bastaría con darle un “pellizquito” del 0.1% a los excedentes del presupuesto del Ejecutivo. Por cortesía política, Alonso no criticó que este es un tema de insensibilidad social, pero esto es exactamente lo que señaló ante las y los profesores que acudieron a la sede del Congreso en busca de apoyo. Dijo: “apelamos a la sensibilidad política y al sentido de justicia que deben regir las decisiones del gobernador del Estado y sus colaboradores”. Aludidos el secretario de Educación, Luis Arturo Cornejo, y el director del IEBEM, Eleacín Salgado, lo fue más éste por ser el que realmente manda en Educación…
SEGÚN las cuentas alegres del Gobierno del Estado, “nomás” el 10 por ciento de las “rutas” no han pasado la revista mecánica, sólo 3 mil de un total de 30 mil. La cosa es más bien al revés: 7 carcachas contra 3 unidades de modelos recientes. Adivinó el lector: por la pandemia que tiene la culpa de todo, en este caso, de que el poder político y económico de los dueños de las rutas pueden más que los derechos de los usuarios.
La historia: En 1979-80, los usuarios de Cuernavaca y municipios aledaños estaban hartos de que los permisionarios del transporte urbano subieran las tarifas cada vez que les daba la gana. A los viejos de sesenta y más les consta el amasiato de transportistas amafiados con funcionarios corruptos. De los 40 centavos que costaba un pasaje en las postrimerías de los años cincuenta y los 45 céntimos en los sesenta, a finales de esa década escaló a 50, 60 y 70 centavos. Cinco años después ya era de 1.50 como consecuencia de la primera devaluación del peso en el gobierno 1970-76 de Luis Echeverría Álvarez, hoy día, un anciano de 100 años.
Se acercaba el final de los ochenta cuando murió el llamado pulpo camionero que databa de fines de los setenta, monopolizado por quien era considerado zar del transporte, el desaparecido Jesús Escudero, un transportista multimillonario que tenía autobuses de pasaje urbano en Acapulco y gente, se decía, del cacique del priismo guerrerense Rubén Figueroa Figueroa. Siendo uno de los permisionarios más ricos de la empresa Flecha Roja, en Cuernavaca Escudero les compró autobuses y concesiones a los dueños de las líneas de autobuses urbanos y suburbanos Chapultepec, Urbanos y Emiliano Zapata.
Hoy las “rutas” datan de 37 años, creadas en 1987 como el Sistema de Transporte Colectivo por el entonces gobernador Lauro Ortega Martínez, sorteada en el otrora cine Ocampo una parte de las concesiones entre choferes de taxis, otras a permisionarios de los antiguos camiones de servicio urbano y asignadas directamente unas más a las dirigencias de la CTM y el SNTE para la fundación de las llamadas rutas obrera y escolar.
Sin embargo, tras el deceso del pulpo camionero poco tardó en nacer el monstruo rutero, vendidas las concesiones por ex taxistas que no supieron manejar el negocio, acaparadas por flotilleros voraces, repartido el botín entre presidentes de rutas y revividos los permisos del ex monopolio de Escudero. Todo con varios interlocutores con el gobierno y parecidos o iguales vicios, explotados laboralmente los choferes que hasta la fecha cubren jornadas de más de ocho horas sin prestación laboral alguna, padecido el servicio de tercer mundo por usuarios de microbuses y combis de modelos atrasados. Si aquellos dueños de rutas prometieron “mejorar el servicio”, también los de ahora, pero, supuestamente condicionado el último aumento de tarifas a la renovación de unidades no han cumplido… ni cumplirán. Evidente el juego de valores entendidos, mentir es su naturaleza… (Me leen después).
Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com
