Si todavía hay quienes dudan que viajar en ruta es lo mismo que arriesgar el pellejo, que se suban a una. La película de terror viene repitiéndose hace años. Tiro por viaje, sujetos desalmados las asaltan, se hacen de unos cuantos pesos y de botines miserables que más tardan en obtener que en gastar, así que al día siguiente reincidirán. Drogados o fuera de control por la adrenalina, no vacilan en lastimar a quienes se les resisten. La tarde del viernes volvió a suceder. Son las 4.30. Una unidad de la Ruta 7 que se dirige a la colonia Universo es abordada por dos hombres, a la altura del tanque elevado de Lomas de Ahuatepec. Una chica sufre una crisis nerviosa, mientas un pasajero que se niega a entregar dinero y objetos de valor es herido. Furioso, el malhechor que está armado le pega un balazo en el abdomen. Baja el par de canallas del microbús, los pasajeros los ven subiéndose a un March y huir. La víctima resulta ser un señor de 51 años que al rato será llevado al hospital José G. Parres… Muy pocos pasajeros de rutas han tenido la buena suerte de no haber sido asaltados. Les roban teléfonos celulares, cientos pues los atracos son constantes a lo largo y lo ancho de Morelos, y lógica la deducción de que podría haber un mercado negro de estos aparatos en la Plaza de la Tecnología de Cuernavaca o en tianguis de objetos usados como los de Xococotla y Chamilpa. Los despojan del poco efectivo que traen, a los choferes les quitan el dinero de “la cuenta”, descienden de las unidades y desaparecen. Actúan a todas horas y en cualesquier lugares, por lo regular en pareja; son jóvenes, violentos y rápidos; se llevan botines de unos cuantos pesos y celulares, se reparten el producto del botín que dilapidan en drogas y a los dos o tres días atracan en otra ruta. Hace años que viene sucediendo, raras veces son atrapados por policías del ahora llamado “mando coordinado” y, reincidentes, más tardan en salir de la cárcel que en regresar a las andadas. Los pasajeros se han vuelto precavidos: antes de abordar los microbuses o combis se encomiendan a Dios, los hombres ocultan sus teléfonos móviles en los calcetines, las mujeres en los corpiños, se dejan unas monedas en las carteras y bolsos. Ya se la saben; muchos han sido víctimas de más de un asalto en un estado de indefensión social en el que necesariamente deben transportarse al trabajo, la casa, las escuelas… y protegerse como Dios les da a entender. Pero al ser este un fenómeno delincuencial producto del desempleo y la descomposición social que afecta sobre todo a miles de personas de bajos recursos, nada o muy poco realmente efectivo hizo el gobierno anterior y cero hasta hoy ha hecho la actual Secretaría de Seguridad Pública (SSP), dando su titular, José Antonio Ortiz Guarneros, la impresión de no saber ni dónde está parado. ¿Es imposible combatir los asaltos a las rutas? ¿No se quiere o no se sabe cómo hacerlo? Cosas sencillas, como instalar cámaras de video adentro de combis y micros conectadas al C-5 de la SSP, y botones accionados discretamente por los operadores que prendan luces exteriores de alarma no vistas en el interior por los asaltantes. Avaros, seguramente los concesionarios del denominado sistema de transporte colectivo pretenderán que el gobierno haga la inversión en cámaras y demás. Sin embargo, se les puede persuadir de que la seguridad es por bien de ellos y, sobre todo, de los usuarios. Someterlos, estableciendo en la Ley del Transporte la obligación de que adquieran equipos de seguridad. O eventualmente condicionando a ello el aumento de tarifas que tarde o temprano les será autorizado a los ruteros. Ya que Guarneros no ha podido, quizá pueda entrar al quite la habilidad de otro funcionario. Acabar, pues, con los asaltos a rutas antes de que en Morelos este problema escale a niveles estratosféricos, como sucede en CDMX y el estado de México, donde recientemente los asaltos violentos concentraron el 93.76 por ciento, mil 502 en el Edomex y 725 en la capital. A nivel nacional, los asaltos en el transporte público colectivo crecieron al menos un 33.12 por ciento durante el primer bimestre de 2019 –reportó un total de 2 mil 375 robos violentos– en comparación con el mismo periodo del año anterior cuando fueron mil 784. Durante 2018, en México se denunció un total de 14 mil 127 robos a bordo del transporte público colectivo, de los cuales 11 mil 930 fueron con violencia, es decir el 84.44 por ciento. Una situación gravísima… (Dicho sea por asociación de ideas: si de habilidad política se trata, la diputada petista Tania Valentina Rodríguez Ruíz no necesita el cargo de presidenta de la Junta Política y de Gobierno. Ya lo verán)… (Me leen mañana).

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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