Vas manejando y paras en el semáforo. Ves de reojo que se te empareja una motocicleta. No volteas; temes que sean sicarios. Pueden ser personas decentes, pero por las dudas no los miras. Así que pones las manos en el volante. Nada de bajarlas para tomar el celular o sacar un cigarro. Permaneces tranquilo, esperas a que prenda el verde del “siga” y dejas que arranque la camioneta de junto. Vaya a ser que los dos sujetos se molesten. Quitas el freno y avanzas, pero lento. Más adelante ves un retén. Lo mismo son soldados que policías federales apoyados por estatales y municipales. Debes disminuir la velocidad. Lo militares paran aleatoriamente. Cuestión de suerte. Antes sólo paraban a vehículos donde iban dos o más hombres, ahora paran a señoras hasta con niños. Si te toca, obedeces. Te preguntan: “¿de dónde vienes?, ¿a dónde vas?, ¿en qué trabajas?, ¿dónde vives?”. Ordenan que te bajes de tu coche, que abras la cajuela, que no te resistas. Si tienes suerte y te toca un militar educado, te explicará que es un punto de revisión para tu seguridad. Te revuelven el coche, buscan en la cajuela, abajo y arriba de los asientos y en las portezuelas. Te ven como si fueras sospechoso, pero por fin te dejan ir. Cuando subes a tu coche ves que los militares tienen a dos chavos. Están con las piernas abiertas y las manos sobre el cofre de una camioneta pickup, agachados, alegando quién sabe qué cosas. Piensas: a lo mejor son malandros, pero no esperas más. Arrancas, pero te alejas despacio, no das el arrancón. Si más adelante topas con otro retén, no te encabrones, no digas que ya te revisaron. El que nada debe, nada teme…
Los sicarios son jóvenes, frisan los veinte y suelen actuar en parejas montados en motocicletas. Reputada como la “madrina de la cocaína” y conocida por su sangriento estilo de venganzas, en el Miami de los setenta y ochenta Griselda Blanco usaba pistoleros en motocicleta. Considerada la “inventora” de este método, en 2004 salió de prisión, fue deportada a Colombia y se instaló en Medellín, donde fue ejecutada por asesinos que se desplazaban en una motocicleta. Pablo Escobar, quien en diciembre de 1993 sería abatido por el llamado Bloque de Búsqueda compuesto por 5,000 militares y policías, usaba un ejército de sicarios en “moto”. Un periódico colombiano resumió: Durante las décadas de los 80 y 90, en la Colombia azotada por los grandes cárteles del narcotráfico los sicarios cometieron unos 8 mil homicidios cada año, utilizando la motocicleta como medio de transporte. En su guerra contra el Estado colombiano, el Cártel de Medellín, encabezado por Escobar, usó un ejército de sicarios en motocicleta que causó miles de muertos, principalmente en Medellín y Bogotá. Ante esta ola de violencia, el gobierno colombiano prohibió que dos personas viajaran en una motocicleta y restringió la circulación de estos vehículos por algunas zonas y en determinados horarios. También ordenó que los motociclistas portaran el número de la matrícula en el chaleco y el casco.
En México, dos años atrás la venta de motocicletas fue uno de los pocos sectores que lograron un crecimiento destacado, pese a las complicaciones económicas causadas por la pandemia del covid. El periódico “Expansión” señaló que el mercado mexicano de motocicletas logró un incremento récord en ventas durante el primer trimestre del 2021, cuando aumentó 26.8 por ciento, el mejor de su historia. Las “motos se venden como pan caliente. Pero también las roban para delinquir. En el último reporte emitido por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, de
quedó asentado el
Por supuesto, no todos los motociclistas militan en el crimen organizado; son más los buenos que los malos. Pero de unos años atrás muchos dan miedo a los automovilistas… (Me leen mañana).
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