Para empezar por el principio, hay que anotar que a diferencia de la inflación –caracterizada por el incremento creciente y sostenido de los precios–, la deflación es un proceso en el que los precios bajan sostenidamente ante señales de baja productividad, consumo raquítico y debilidad económica. En otras palabras, el mundo ideal de la deflación es un descenso de los precios con demanda y consumo en ascenso. Pero hasta ahora ningún país ha obtenido ese logro. Japón podría ser la nación que más experiencia tiene para detener la deflación, al acumular 15 años con tendencia negativa en los precios, el costo fue pasar del segundo al tercer lugar en la economía global. Eso sucedió en 2017. Aseguraron los especialistas que el planeta registró un periodo de inflación históricamente baja.
Todo indica que se consolidó la lucha antiinflacionaria de hace 32 años, cuando el crecimiento de precios llegó a considerarse como una auténtica “epidemia económica”, es decir, en los años en que México –entre 1992 y 1994– se recuperaba de la hiper inflación de los ochenta. Hoy, las nuevas generaciones no conciben un crecimiento de precios tan “elevado”. Pero ya vimos que en México es donde la puerca tuerce el rabo, con ese 7,68 de inflación en abril de este año.
América Latina es la región reconocida en la lucha contra la inflación. A finales de la década antepasada, se registraron tasas inéditas de crecimiento de los precios. México tenía entonces una tasa anual, 3.5 por ciento (hoy duplicada), Chile de 3.86 por ciento, Perú de 3.75 y Colombia de 3.92, mientras que la nación con peor desempeño fue Brasil, con una lectura anualizada de 6.28 por ciento al cierre de abril de 2017 en el crecimiento de los precios, junto con Argentina, que registró una tasa realmente elevada para los estándares globales: 18.37 por ciento. Un galope inflacionario sin considerar el caso de Venezuela, que sale de toda proporción y vive una situación en extremo crítica.
¿Por qué se registró un viraje mundial de tal magnitud? ¿Por qué el mundo “necesita” inflación cuando el fenómeno fue combatido hace más de 30 años? Si a De la Madrid le estalló el país en las manos por la tragedia del terremoto del ‘85 y el fraude electoral para entronizar a su discípulo neoliberal, Carlos Salinas de Gortari, a Peña Nieto le reventaron una docena de escándalos, mientras las mexicanas y los mexicanos pagaron los platos rotos de la inseguridad, de periodistas asesinados y espiados.
Nuevamente, según los especialistas, la respuesta está en el bajo crecimiento económico y las conexiones globales que acortan las distancias, sobre todo en términos económicos… y bélicos. Ucrania es el caso. En otras palabras, las economías de cada país cada vez dependen más unas de otras. Están estrechamente ligadas, por ejemplo, los procesos internacionales de producción, la apertura de las mismas economías y los tratados de libre comercio.
Y para concluir el rollo inflacionario, la mala noticia: los productos que por estos días registran mayores alzas de precios son el chayote, jitomate, papa y otros tubérculos. La buena, si decirlo es valedero, que algunos productos bajaron. ¿Llegará el día en que comamos puro chile?.. (Me leen después).
Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com
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