Por estas fechas, pero de hace 209 años, hacía poco menos de un mes que José María Morelos y Pavón había logrado tomar el fuerte de San Diego, en Acapulco. Se apoderó de uno de los puertos más importantes del México de entonces, al que mantuvo sitiado durante los cinco meses de enfrentamientos entre las fuerzas insurgentes y las tropas realistas. Sólo un año antes, las tropas de Morelos rompieron el sitio de Cuautla que duró del 19 de febrero al 2 de mayo de 1812, burlando el cerco del ejército de Félix María Calleja, reputado como uno de los mejores ejércitos del mundo. Esto nos lo enseñaron en la escuela primaria, y a recordar con respeto, cariño y admiración la vida y obra de uno de los héroes más puros de la historia de México que no ha sido honrado por el oficialismo de Morelos de los últimos años. 

Hace diez años que en diciembre de 2012 manos criminales mutilaron la estatua ecuestre de Morelos, en los límites con la CDMX. Viniendo de allá acá, poco antes de Tres Marías, a no ser un restaurante en medio del bosque no hay nada más. Ahí, estuvo durante medio siglo la estatua del generalísimo José María Morelos que diez años atrás fue vandalizada, sin que hasta la fecha a gobierno alguno le haya interesado construir o gestionar una nueva. Tristemente, este tema es desconocido por las generaciones recientes de morelenses.

La proximidad del aniversario 257 del natalicio del héroe epónimo de nuestra entidad da ocasión al columnista para reeditar este comentario: En Morelos hay dos estatuas del Generalísimo. De tamaños más o menos grandes, una ecuestre se halla en la entrada poniente de Cuautla, y parada la otra, popularmente llamada “el Morelotes”, se ubica en la plaza que lleva su nombre en un costado del Palacio de Cortés. Pero teníamos tres, incluida la estatua que se localizaba en los límites de Morelos y el entonces Distrito Federal, hasta que en diciembre de 2012 manos criminales decapitaron el caballo de bronce del generalísimo Morelos, en la pequeña explanada del lado Este de la autopista Cuernavaca-CDMX. Le amputaron las patas, cortaron la base y se llevaron la pedacería de metal para venderla. 

Que hasta el día de hoy siga olvidada, también lo puede explicar la indiferencia del gobierno federal, una falta de respeto imposible suceder, por ejemplo, en Michoacán. Orgullosa la sociedad purépecha de la vida y obra de su paisano José María Morelos y Pavón, su estatua es un monumento de 40 metros de altura que está en la isla de Janitzio, de Pátzcuaro, en el municipio del mismo nombre. De inicio la estatua se levantaría en las inmediaciones de la comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, municipio de Quiroga, pero, en una visita del Lázaro Cárdenas a la isla de Janitzio, se decidió que fuera construida en este lugar.

En 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines donó al gobierno de Morelos un predio en el kilómetro 46.9 de la autopista México-Cuernavaca, donde fue colocado un monumento de piedra dedicado al héroe libertador José María Morelos y Pavón. La obra fue inaugurada un año después, en septiembre de 1954 por el entonces presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, y el gobernador del estado, Rodolfo López de Nava. Posteriormente fue demolida, y en 1986 sustituida por la escultura ecuestre realizada en bronce por los artistas Ernesto Tamariz, Artemio Silva y Eduardo Tamariz. Fue develada por el presidente Miguel de la Madrid, y es la misma que en diciembre de 2012 fue mutilada por vándalos ignorantes de los sentimientos morelenses hasta ahora impunes… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 


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