Dos imponderables empañaron la víspera de la visita a Morelos del presidente Andrés Manuel López Obrador. Uno: el agrietamiento en el cerro de la colonia Vista Hermosa de Jiutepec, por lo que el Sistema de Conservación, Agua Potable y Saneamiento de Agua condonó los pagos de a usuarios de 20 viviendas afectadas. Esto trascendió de inmediato, pero lo que quedó tras bambalinas fue que el alcalde Rafael Reyes Reyes le salvó la vida a un señor de más de setenta años que se negaba a abandonar su vivienda y el edil ordenó que lo sacaran a como diera lugar. Pocos minutos después la vivienda colapsó. De no haber sido obligado a dejar su casa, probablemente este señor habría fallecido. Y dos: el linchamiento de dos ladrones en Huitzilac, anteayer. Agarrados robando en una casa, fueron detenidos, arrebatados a la Policía por una muchedumbre, llevados al patio de la Presidencia Municipal, tundidos a golpes, bañados en gasolina y quemados vivos… El linchamiento de Huitzilac hizo recordar uno que estigmatizó a Temoac como un pueblo de bárbaros. Corría el año de 1975 cuando fueron quemados vivos dos agentes y dos “madrinas” de la Policía Judicial en la celda de la entonces ayudantía Temoac que pertenecía al municipio de Zacualpan de Amilpas, donde fueron encerrados por la multitud que minutos antes acudió al tañido de las campanas. Acusados de que por segunda vez intentaron extorsionar a un curandero muy estimado por el pueblo, sin mayor trámite los quemaron estando vivos… Más acá, cierto día de 1992 la gente de Zacualpan de Amilpas estaba furiosa, así que lincharon a dos policías preventivos de nombres Marcos Villafán Montanés y José Santos Caballero porque habían asaltado a un matrimonio. La multitud alegó que con anterioridad habían entregado a dos violadores a la Policía Judicial, pero como el agente del Ministerio Público de Jonacatepec soltó a uno decidieron hacerse justicia por su propia mano… También en la región oriente, en Tlayecac y en marzo de 2003 un joven de 21 llamado Mariano García Escamilla fue colgado por la multitud que se “justificó” diciendo que dos años atrás le habían advertido que no lo querían ver en su pueblo. Tenía reputación de abigeo y era de Huazulco, municipio de Temoac... El linchamiento en Tetela del Volcán puso a Morelos en la nota roja nacional. Julio de 2018. Un sujeto llega al pueblo, es moreno y joven; viste una playera azul turquesa. Después se sabrán sus generales: Ricardo Alonso Lozano Riva, de 33 años de edad y nacionalidad colombiana. Conduce un Chevrolet Spark modelo 2016 blanco con placas de Morelos propiedad de una arrendadora que al rato será incendiado. El extranjero es asegurado por hombres del lugar que, iracundos, lo acusan de cobrar piso. Le ordenan que descienda del auto, lo esculcan y, ¡eureka!, le encuentran 80 mil pesos que deducen son producto de la extorsión. El gentío está seguro de que es uno de esos prestamistas colombianos que ejercen el método de los préstamos que crecen “gota a gota” y llegan a sumas astronómicas, imposibles de pagar por los deudores que, extorsionados, acaban perdiendo hasta la camisa. Enardecidos, los lugareños sujetan al forastero, lo atan a la asta bandera de la pequeña plaza de armas, donde el joven de raza negra pelado casi al rape es golpeado hasta causarle la muerte. Para entonces son poco más de las tres de la tarde, pero todavía deberá pasar una hora para que llegue el personal de la Fiscalía a certificar el deceso del extranjero y el cadáver sea subido a la batea de una camioneta pick up que lo traslade al Servicio Médico Forense. La gente del rumbo refirió que hacía semanas que habitantes de Ocuituco, Zacualpan y Temoac eran amenazados por bandas de extorsionadores dedicados al cobro de “derecho de piso”. Avisados de la retención del colombiano, se trasladaron rápidamente a Tetela para añadirse a la gente que acabó linchándolo... (Me leen después).
Por: José Manuel Pérez Durán jmperezduran@hotmail.com