De quienes estaban en la cárcel se decía antes: “viste traje a rayas”, porque rayado era el uniforme de los presos, negro y blanco, recurrentes las imágenes en el cine de los cincuenta del Palacio de Lecumberri que fue prisión hasta 1976. También la expresión “está en chirona”, por sinónimo de prisionero, y “huele a preso”, que refería a quienes se veían perfilados a caer en la cárcel. ¿Es la situación del ex titular de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruíz Esparza? Mucho indica que sí, que puede correr la misma suerte que la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, encerrada en Santa Martha Acatitla bajo la imputación de corrupta por el caso de la llamada “estafa maestra” al cual también está presuntamente vinculado el ex rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera Jiménez. Denunciados por actos de corrupción Ruiz Esparza y la empresa OHL por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, las notas publicadas en este sentido a partir de anteayer confirman la acusación oficial que desde semanas atrás se veía venir. En agosto, medios nacionales destaparon al ex titular de la SCT como el dueño de casas y terrenos en el estado de México, y de un departamento en Polanco de la CDMX que por un tiempo le rentó a Rosario Robles. De acuerdo a lo publicado, de esas propiedades el sospechoso de enriquecimiento ilícito se hizo a partir de su entrada al gabinete del ex presidente Enrique Peña Nieto, aunque luego declaró que los bienes corresponden a su patrimonio de cincuenta años de trabajo. La reputación de Ruiz no ha sido precisamente la de un sujeto honesto. A noviembre de 2018 corresponde esta nota del Sol de Puebla: “El senador sin partido, Emilio Álvarez Icaza, presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR) cuatro denuncias penales contra Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, por presuntos sobornos y transferencia ilegal de recursos, relacionados con la constructora española Aleatica, antes OHL. Álvarez Icaza acusa al funcionario federal de desviar 3 mil 600 millones de pesos a la campaña del ahora gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, por las concesiones de las autopistas federales Amozoc-Perote y Atizapán-Atlacomulco”. En Morelos, hace años que Ruiz ha sido “nota”, se puede decir que la gente de Cuernavaca lo detesta, que la suerte que por estos días corre le fue sellada por el Paso Exprés. De diciembre de 2018, este Atril: “Paso de la Impunidad. Puede ser que el Paso Exprés ha sido la obra pública más famosa de Cuernavaca, pero no por bien hecha sino todo lo contrario. Ni la autopista Miguel Alemán, del viejo Distrito Federal a aquella Ciudad de la Eterna Primavera, fue tan mentada en la década de los cincuenta cuando era construida. El ex titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, cargará con el estigma de no sólo haber consentido, también celebrado y presumido este adefesio. Cinco meses tardaron los trabajos por la reparación del socavón que se abrió el 12 de julio de 2017 e hizo tristemente famosa a esta vialidad por engullir a dos personas con todo y coche, padre e hijo. Reabiertos en los días de hace un año los carriles laterales en el tramo Chipitlán-Polvorín, señalamos que los accidentes seguirían ocurriendo hasta que el Paso Mortal fuera modificado, pero que ello no sucedería sino hasta que Enrique Peña Nieto y Gerardo Ruiz se fueran al basurero de la historia; que llegaran otro Presidente y otro jefe de la SCT para la lógica de eliminar los carriles centrales, separados con una sola barrera de contención y con espacio suficiente en ambos costados para los acotamientos que los ‘genios’ al servicio de Ruiz olvidaron, así como accesos y entradas a la ciudad de tamaño amplio, y no los callejones súbitos que ponen en riesgo de alcances, volcaduras y choques a automovilistas y choferes. Está empezando a suceder ahora, retiradas las barreras centrales de lo que fuera el libramiento Cuernavaca, precisado el tramo de 7.5 kilómetros por el secretario de Obras Públicas, Fidel Giménez Valdés, cuya intervención para la corrección del Paso Exprés ha sido determinante. Graco le puso ‘Paso Tlahuica’, pero el nombre ‘no pegó’; porque desde el principio menudearon los accidentes vehiculares, el populacho lo bautizó como ‘Paso Mortal’, y este remoquete sí cuajó. Pero ya que, una vez reacondicionado, incluidos los desniveles que, combinados con los cafres que manejan veloces e imprudentes muy probablemente seguirá provocando accidentes, ¿cómo ponerle? ¿Qué tal el nombre de “Paso de la Impunidad”? Digo: porque hasta ahora impunes están Enrique Peña y Gerardo Ruiz”… (Me leen el lunes).
