Elementos de la Guardia Nacional estarán vigilantes en la explanada del kilómetro 48 de la autopista México-Cuernavaca, en el municipio de Huitzilac, donde se halla la nueva estatua de José María Morelos y Pavón. Así lo dijo la gobernadora Margarita González Saravia, el viernes pasado en la inauguración del nuevo monumento ubicado en los límites del estad de Morelos y la Ciudad de México. “Nos enaltece que nuestro querido estado lleve su nombre”, expresó.
Pero la vigilancia deberá ser permanente, para que la nueva estatua no sea dañada, como sucedió en diciembre de 2012 cuando manos criminales –hasta el día de hoy impunes, pues nunca se abrió una investigación penal– vandalizaron el monumento ecuestre del héroe epónimo de nuestra entidad. A lo largo de doce años el reproche del columnista fue insistente: en repetidas ocasiones escribí que ningún gobierno intentó siquiera reponer el monumento, y hoy es justo que añada: hasta que la gobernadora Margarita González lo hizo, de modo que el evento del viernes ya está en la historia del estado de Morelos.
Durante medio siglo la estatua de don José María Morelos y Pavón permaneció en el límite norte de Cuernavaca y la CDMX, sin que ningún gobierno se hubiera interesado por construir una nueva. Pero había, y hay, otras dos: de tamaño más o menos grande, una estatua ecuestre se encuentra en la entrada poniente de Cuautla, y puesta de pie la otra popularmente llamada “el Morelotes”, en un costado del Palacio de Cortés. Sin embargo, teníamos tres, referí en múltiples ocasiones, incluida la que se localizaba en los límites de Morelos y el entonces Distrito Federal, hasta que en diciembre de 2012 manos criminales decapitaron el caballo de bronce del Generalísimo, en la explanada de la autopista. Irreverentes, los vándalos le amputaron las patas, cortaron la base del monumento y se llevaron la pedacería de metal, probablemente para venderla como “fierro viejo” en algún comercio de la capital...
¿Y en otras latitudes de México? Orgullosa la sociedad purépecha de la vida y obra de su paisano, la estatua que adorna la isla de Janitzio es un monumento de 40 metros de altura. Inicialmente se levantaría en las inmediaciones de la comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, municipio de Quiroga, pero en una visita del presidente Lázaro Cárdenas a Janitzio se decidió que fuera construida en la isla. En 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines donó al gobierno de Morelos el predio del kilómetro 46.9 de la autopista México-Cuernavaca, donde fue construido un monumento de piedra dedicado al libertador José María Morelos. La obra fue inaugurada un año después, en septiembre de 1954 por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines, y el gobernador del estado, Rodolfo López de Nava. Posteriormente fue demolida, y en 1986 sustituida por una escultura ecuestre realizada en bronce por los artistas Ernesto Tamariz, Artemio Silva y Eduardo Tamariz. Fue develada por el presidente Miguel de la Madrid, y es la misma que en diciembre de 2012 sería mutilada por vándalos irrespetuosos del sentimiento morelenses.
En noviembre de hace 212 años, hacía poco menos de un mes que el libertador José María Morelos y Pavón había intentado tomar el fuerte de San Diego, en Acapulco y apoderarse de uno de los puertos más importantes del México de entonces, al que mantuvo sitiado durante cinco meses de enfrentamientos entre las fuerzas insurgentes y las tropas realistas. Sólo un año antes, las tropas de Morelos rompieron el sitio de Cuautla que duró del 19 de febrero al 2 de mayo de 1812, burlando el cerco del ejército de Félix María Calleja, que estaba reputado como uno de los mejores del mundo. Esto nos lo enseñaron en la escuela primaria, y a recordar con respeto, cariño y admiración la vida y obra de uno de los héroes más puros de la historia de México que aquí fue soslayado por los gobiernos de los sexenios de Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco… (Me leen mañana).
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