La cadena de restaurantes Hooters, conocida por sus alitas y su imagen provocadora, se declaró en quiebra este lunes 31 de enero.
Debido a una grave crisis de liquidez que le impidió mantener sus operaciones e inversiones necesarias para seguir compitiendo en el mercado.
Fundada en los años 80 y convertida en un fenómeno cultural durante décadas, Hooters no logró adaptarse al nuevo contexto económico y social en Estados Unidos, y esto gracias a que la empresa atraviesa un proceso legal para acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras, mientras trabaja con abogados en un plan de reestructuración.
El golpe se suma a una larga lista de cadenas afectadas por la inflación y el cambio en los hábitos de consumo. Marcas como Red Lobster y TGI Friday’s también enfrentaron procesos similares recientemente, en un escenario donde los comensales optan por alternativas más económicas, prácticas y digitales.
El aumento de precios, la disminución de clientela tras la pandemia y la competencia de cadenas de comida rápida han sido factores clave en esta caída. A esto se suma un cambio generacional que ha desafiado la propuesta de valor de Hooters, percibida por muchos como anticuada y fuera de sintonía con los nuevos tiempos.
Aunque aún se desconoce cuántas sucursales podrían cerrar, el futuro de Hooters está en juego. Su caso refleja no solo una crisis financiera, sino también el fin de una era en la industria del entretenimiento y la comida casual en Estados Unidos.
