Así como la Universidad puso el ejemplo de cómo se debía de atender a los ciudadanos que asistían a vacunarse, de esa misma forma se debería de haber iniciado la vacunación de los maestros, desde preescolar hasta doctorado, que empezó el pasado miércoles. El caos fue la verdadera situación, colas de kilómetros desde el hospital militar hasta Emiliano Zapata, donde ya llegaba la cola a las ocho de la mañana; los catedráticos, con paciencia, esperaron por seis-siete horas para recibir la famosa vacuna.

Hay absurdos más grandes cada día. Si ya saben cuál es la situación, porque han vacunado a miles de adultos mayores con dos dosis, ¿por qué hacer que los docentes realicen colas que no dejan nada más que “recordatorios familiares” y le quitan al gobierno la gratitud de la gente por haber recibido la vacuna?

A maestros que llegaron a las siete de la mañana y a las cinco de la tarde, en sus narices les cerraron la puerta y les dijeron que ya no había vacunas hasta el día siguiente. Se podrá usted imaginar las menciones maternas y la molestia de los docentes.

Primero, en lugar de darles un orden, lo hacen todo al montón, todos al mismo tiempo y, mientras tanto, en lugares donde se aplicaba la segunda dosis muchos no llegaban y se quedan sin usar las vacunas.

La organización es absurda, prueba de ello fue el zafarrancho que armó la lideresa magisterial, actual Secretaria General del Sindicato Nacional de la Educación (SNTE) en Morelos, Gabriela Bañón Estrada; ella aprovechó este miércoles su cargo a fin de incluir a incondicionales suyos en los primeros lugares de la larga fila para recibir la inoculación de la vacuna contra Covid-19, y que les aplicarán el biológico, sin tener que esperar, en el hospital de la 24ª Zona Militar, en la Avenida Domingo Diez, en Cuernavaca, cosa que está muy mal hecha, creando con ese acto de influyentismo una verdadera molestia que fue denunciada por muchos testigos, quienes, sorprendidos, presenciaban cómo se favorecía a ese grupo y provocó el enojo de los trabajadores de la educación ahí formados, muchos de los cuales ahí habían pernoctado para ser inmunizados.

Desde luego, esta situación fue uno de los detonadores de una gigantesca ira por parte de ese gremio, que padeció, paralelamente, la desorganización en la logística para el proceso de inmunización, como lo han sufrido, también, personal de salud y adultos mayores.

Las cosas se pusieron difíciles tras acabarse las dosis a las cinco de la tarde, sin que cientos hayan podido ser atendidos después de pasar el día haciendo cola; así, varias personas decidieron bloquear la avenida referida y la autopista a Acapulco, provocando un intenso caos vehicular que afectó a miles de ciudadanos, quienes, como siempre sucede, resultaron las víctimas de la ineptitud de la autoridad organizadora.

Fueron cientos los profesores que se quedaron sin que se les aplicara la vacuna CanSino, a pesar de que muchos tenían más de ocho horas en espera y, hasta la tarde de ayer, ninguna autoridad militar, educativa, gubernamental o del área de la salud, les había informado acerca del problema de la escasez de los biológicos, ni de hasta cuándo podrían regresar para tener garantizada su inmunización.

Todo es tan sencillo como dar un determinado número de fichas que se corresponda con la cantidad de dosis de vacuna y a las demás personas citarlas para el día siguiente, en lugar de tenerlos ahí parados todo un día inútilmente; pero, al parecer, en este país todo se respeta, menos a los ciudadanos.

Se aplicarán 55 cinco mil dosis para ver si los favorecidos van a votar por el gobierno, que cada día pierde más partidarios según las encuestas.

Al mismo tiempo, otra de las grandes protestas es la del gremio médico de los Servicios de Salud en Morelos, que está indignado porque el gobierno federal se niega a dar fecha para vacunar a todo el personal de salud. En la entidad, más de dos mil 800 trabajadores del sector no han sido inmunizados contra el Covid-19.

Sobre esto, el representante sindical de la Jurisdicción Sanitaria Número Uno del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, Sección 29, en Morelos, José Francisco Bustos Fuentes, expresó que existe impotencia, coraje y malestar porque no hay plan para inmunizarlos, ni una respuesta clara del gobierno respecto a cuándo les aplicarán el biológico.

“Como profesionales de la salud tenemos coraje, tenemos impotencia, malestar por este gobierno federal tan insensible ante la necesidad que tenemos como profesionales de la salud que necesitamos y exigimos lo que es una protección para atender el virus, no hay prevención para nosotros”, aseveró.

La situación, como lo podemos ver, no es sencilla con los maestros enojados por el trato desigual y los trabajadores de la salud porque no les hacen caso, así que la situación de lo que debería de ser la mejor propaganda de Morena, al parecer, ya se cayó. ¿No cree usted?

Por Teodoro Lavín León / lavinleon@gmail.com / Twitter: @teolavin

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