Ciu­da­da­nos denun­cian aumento injus­ti­fi­cado en tari­fas de Pull­man de More­los/ Estre­lla Roja. Desde el pasado 3 de noviem­bre, los usua­rios del trans­porte Cuautla-Cuer­na­vaca, ope­rado por Estre­lla Roja, filial de Pull­man de More­los, han visto subir la tarifa sin pre­vio aviso. El pasaje pasó de 85 a 100 pesos, un aumento del 17.65 %.

La medida ha desa­tado indig­na­ción entre los pasa­je­ros, quie­nes denun­cian no sólo el incre­mento abrupto, sino tam­bién la falta de man­te­ni­miento y las con­di­cio­nes peli­gro­sas en las uni­da­des. Muchos ase­gu­ran que ese ajuste no se acom­paña de mejo­ras rea­les en el ser­vi­cio.

Usua­rios entre­vis­ta­dos por medios loca­les repor­tan que el alza tomó por sor­presa a quie­nes depen­den dia­ria­mente de esta ruta. No hubo avi­sos pre­vios ofi­cia­les ni argu­men­tos cla­ros que jus­ti­fi­ca­ran el incre­mento.

Más allá del costo, la queja se amplía hacia las con­di­cio­nes del trans­porte: auto­bu­ses en mal estado, con fallas cons­tan­tes y con­duc­to­res que, según algu­nos pasa­je­ros, mane­jan con negli­gen­cia. Aunado a esto, se men­ciona el incum­pli­miento de hora­rios; no pocas corri­das lle­gan con retra­sos o incluso se detie­nen hasta que el auto­bús se llena, lo que afecta espe­cial­mente a per­so­nas que usan este ser­vi­cio para ir a tra­ba­jar o estu­diar.

Lo más grave, denun­cian, es que Estre­lla Roja es prác­ti­ca­mente la única opción para esta ruta con­creta, lo que deja a la pobla­ción sin alter­na­tiva via­ble. Eso con­vierte cual­quier ajuste en una carga aún más pesada para los more­len­ses.

Auto­ri­da­des han dicho que “ni un peso” se incre­men­tará sin que se res­pe­ten los pro­ce­sos lega­les y téc­ni­cos. Ade­más, argu­men­tan que para cual­quier alza debe cum­plirse con los com­pro­mi­sos de moder­ni­za­ción, como la revi­sión mecá­nica anual, la ins­ta­la­ción de GPS en uni­da­des y la iden­ti­fi­ca­ción ade­cuada de ope­ra­do­res.

Incluso, según la Ley de Trans­porte del Estado de More­los, las tari­fas deben revi­sarse al menos una vez al año y publi­carse con anti­ci­pa­ción en el Perió­dico Ofi­cial y dia­rios loca­les para cono­ci­miento de los usua­rios.

Sin embargo, las empre­sas trans­por­tis­tas aumen­ta­ron en un 17% su tarifa sin que apa­ren­te­mente se repor­ta­ran mejo­ras sus­tan­cia­les en el ser­vi­cio.

El aumento ha gene­rado reac­cio­nes desde diver­sos sec­to­res. Colec­ti­vos ciu­da­da­nos, como el Colec­tivo Cuer­na­vaca, han cri­ti­cado que los trans­por­tis­tas pidan ajus­tes mien­tras no cum­plen con sus com­pro­mi­sos de moder­ni­za­ción.

Fran­cisco Radi­lla Corona, líder del colec­tivo, señala que otor­gar aumen­tos sin mejo­ras es una trai­ción al usua­rio: “No vamos a auto­ri­zar ni un solo peso de aumento al pasaje (…) siguen igual de deplo­ra­bles y el trato al ciu­da­dano es pésimo”. Desde su punto de vista, el gobierno debe hacer valer los com­pro­mi­sos acep­ta­dos por los con­ce­sio­na­rios antes de per­mi­tir una nueva alza. Éste es un lla­mado claro a que la auto­ri­dad exija y super­vise inver­sio­nes rea­les.

Dado que la Ley del Trans­porte exige trans­pa­ren­cia y que las tari­fas sean publi­ca­das con ante­la­ción, el gobierno podría recu­rrir a meca­nis­mos para san­cio­nar a con­ce­sio­na­rios o incluso revi­sar con­ce­sio­nes que no cum­plan sus com­pro­mi­sos.

El costo social de la impos­ter­ga­ble ren­di­ción de cuen­tas está en que este incre­mento no es sólo un golpe al bol­si­llo indi­vi­dual, tam­bién tiene un impacto social pues afecta espe­cial­mente a quie­nes depen­den más del trans­porte público, como tra­ba­ja­do­res, estu­dian­tes y per­so­nas con ingre­sos limi­ta­dos. Un aumento de casi 18 pesos en el pasaje repre­senta un pellizco sig­ni­fi­ca­tivo para muchas fami­lias more­len­ses.

El gobierno debe apli­car san­cio­nes si los con­ce­sio­na­rios cobran de más, si no mejo­ran su flota o si incum­plen con sus obli­ga­cio­nes; igual­mente se pre­cisa trans­pa­ren­cia con la ciu­da­da­nía, que la pobla­ción sea infor­mada de cual­quier nego­cia­ción, acuerdo o ajuste tari­fa­rio, lo que es su dere­cho.

El día 22 desde el MET de Nueva York, y en alta defi­ni­ción, la opera “Ara­be­lla”, de Strauss, a las doce en el Cen­tro Cul­tu­ral Teo­pan­zolco. “Ami­gos de la Música” invita, lo que es sinó­nimo de cali­dad. No se la pierda.
 

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