Aunque para algunos es solo un día más en el calendario, para muchos otros, el viernes 13 representa una fecha de mala suerte, supersticiones y advertencias por doquier. Pero, ¿por qué tanto misterio alrededor de este día? ¿Realmente hay algo que debamos temer?
Un número con historia oscura
La mala fama del número 13 viene de muchas fuentes: en la Cábala judía se habla de 13 espíritus malignos; en el cristianismo, la Última Cena tuvo 13 comensales y se cree que Jesús fue crucificado un viernes 13. Como si eso no fuera suficiente, el capítulo 13 del Apocalipsis presenta al mismísimo Anticristo. Y así, religión, mitología y simbolismo han creado una nube de negatividad en torno a este número.
Por su parte, el viernes ha sido históricamente un día ligado al luto, la crucifixión de Jesús y otros acontecimientos trágicos. Cuando estos dos elementos se combinan… nace el terror colectivo: ¡viernes 13!
¿Qué no hacer en viernes 13?
Quienes creen en estas supersticiones suelen evitar ciertas acciones para “no tentar a la suerte”. Aquí algunas de las recomendaciones más populares:
No viajar: Evita vuelos y trayectos largos, especialmente si hay un "13" de por medio.
Nada de decisiones importantes: Firmar contratos, casarte o empezar nuevos proyectos es considerado de alto riesgo.
Cuidado con lo cotidiano: No rompas espejos, no barras de noche, y mejor evita pasar por debajo de una escalera.
Aléjate de los gatos negros, solo por si acaso…
No prestes ni pidas dinero, podrías atraer pérdidas económicas.
Ni sexo, ni compromiso: Algunas creencias aseguran que tener relaciones en viernes 13 “arruina la vida sexual para siempre” (aunque no hay pruebas, tampoco voluntarios para comprobarlo…).
¿Mito o paranoia colectiva?
Aunque no hay evidencia científica que respalde estas supersticiones, lo cierto es que el miedo al viernes 13 ha influido incluso en la cultura popular, desde películas de terror hasta hoteles y aerolíneas que omiten el número 13 en habitaciones o filas de asientos.
Así que, supersticioso o no, si hoy es viernes 13, ¡mejor no rompas un espejo por accidente!