En un dramático evento, el volcán Marapi, ubicado en la provincia indonesia de Sumatra Occidental, ha vuelto a entrar en erupción, arrojando nubes de ceniza blanca y gris a más de 3 mil metros de altitud. Aunque no se han reportado víctimas, la erupción ha dejado a varios poblados cubiertos de ceniza, oscureciendo el sol en diversas áreas y generando preocupaciones sobre posibles riesgos para la salud de los residentes.

Ahmad Rifandi, funcionario del puesto de vigilancia de Marapi, asegura que no hubo pérdidas humanas hasta el momento. Sin embargo, los residentes han recibido instrucciones de mantenerse a una distancia segura de 3 kilómetros del cráter y estar alerta ante la posibilidad de erupciones de lava. Las autoridades han distribuido mascarillas y han instado a los habitantes a utilizar gafas para protegerse de la ceniza volcánica, destacando la importancia de precauciones adicionales.

El Centro de Mitigación de Peligro Geológico y Vulcanología de Indonesia informa que las masas de cenizas calientes se han desplazado varios kilómetros hacia el norte, afectando a varias comunidades. El vocero de la Agencia Nacional de Manejo de Desastres, Abdul Muhari, subraya la necesidad de preparación y respuesta ante este tipo de eventos, especialmente teniendo en cuenta la cubierta de ceniza que ha afectado a múltiples localidades.

La alerta de erupción se mantiene en el segundo nivel más alto, y las autoridades están vigilando de cerca la situación debido al aumento de la actividad volcánica registrado en las últimas semanas. La agencia meteorológica de Japón ha expresado su preocupación y está evaluando la posibilidad de un tsunami en el país como consecuencia de la actividad del Marapi. En caso de un eventual tsunami, se espera que la región de Okinawa sea la más afectada, según las autoridades niponas.

El Marapi, con una altitud cercana a los 2,900 metros, ha estado activo desde enero, cuando experimentó una erupción que no causó bajas. Sin embargo, la recurrencia de su actividad ha despertado inquietudes en la región, recordando la constante amenaza que representan los más de 120 volcanes activos en Indonesia. La nación se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, una región propensa a la actividad sísmica debido a su ubicación en un arco de volcanes y fallas sísmicas alrededor de la Cuenca del Pacífico.

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