Cuernavaca.- En un acto de solidaridad que conmueve, los vecinos de la colonia Chapultepec se organizaron para defender la humilde casa de una adulta mayor que falleció en octubre pasado y cuya identidad ya fue confirmada por las autoridades, aunque al no tener familiares conocidos su cuerpo permanece aún en el Servicio Médico Forense (Semefo).

La mujer, conocida cariñosamente en el barrio como “doña Mary”, era querida por todos. Siempre saludaba, compartía lo poco que tenía y nunca molestó a nadie. “Era una persona muy buena, muy humilde, muy servicial con todos nosotros”, relataron varias vecinas visiblemente emocionadas.

Por eso, cuando unos vecinos que rentaban en la casa contigua aprovecharon que la vienda de doña Mary quedó sola y forzaron las chapas con la clara intención de buscar dinero y objetos de valor, así como quedarse a vivir ahí, la respuesta de la comunidad fue inmediata y contundente. En videos captados por los propios habitantes se observa cómo la vivienda es recuperada, resguardada y asegurada.

Entre todos colocan una gruesa cadena y un candado nuevo en la reja metálica para impedir otro acceso.“¡Fuera, esto no es de ustedes!”, se escucha gritar a varias personas mientras aseguran la puerta.

Ya con la casa protegida, los vecinos decidieron llevar las llaves originales a la Ayudantía Municipal. En otro video se aprecia la entrega formal: una mujer entrega el juego de llaves al ayudante, un hombre de playera roja y gorra, quien las recibe y promete cuidarlas hasta que las autoridades determinen qué procede con la propiedad.

“Lo hicimos por el cariño que le teníamos a la señora –explicó una de las vecinas–. Ella ya pasó a mejor vida, pero no vamos a permitir que le roben lo poco que dejó. Esto es un agradecimiento póstumo a todo lo buena que fue con nosotros”.

El caso pone una vez más sobre la mesa la vulnerabilidad de las personas mayores que mueren sin familiares cercanos y la importancia de la unión vecinal ante la delincuencia. Mientras el cuerpo de doña Mary sigue en el Semefo a la espera de que alguna autoridad o institución reclame sus pertenencias, sus vecinos siguen vigilando la casa día y noche.“Aquí nadie va a entrar mientras nosotros estemos”, sentenciaron.

Una historia que, en medio de tanta indiferencia, recuerda que todavía hay barrios donde la solidaridad pesa más que el miedo.

 

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