Cuernavaca.– En Ampliación Lázaro Cárdenas, el agua que debería fluir por las tuberías ha encontrado un destino inesperado: un oasis efímero en medio de la calle. En un acto que combina ingenio y desesperación, un habitante del lugar ha transformado una fuga de agua en un refugio temporal contra el calor sofocante. Este episodio, ocurrido en la calle Yuridia, refleja la creatividad de los vecinos ante la adversidad, en un momento en que el agua escasea debido a la temporada de estiaje.

Una escena inusual ante el calor

Todo comenzó con una intervención rutinaria del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC). Trabajadores del organismo excavaron un área en la calle Yuridia y abrieron una válvula como parte de las labores de mantenimiento. Sin embargo, al concluir su tarea, no la cerraron. El resultado: una fuga constante que pronto llenó el hueco excavado, formando una pequeña "alberca" de agua turbia y cargada de sedimentos.

La imagen captada en el lugar es tan impactante como reveladora. En el centro de la escena, un hombre sin camisa se encuentra sumergido hasta el pecho en el agua lodosa e incluso con una cerveza. Con una expresión relajada, apoya los brazos en los bordes del hueco y reclina ligeramente la cabeza hacia atrás, como si disfrutara de un momento de alivio en medio del calor abrasador. A su lado, sobre un pedazo roto de pavimento, descansa la lata de cerveza, que refuerza la atmósfera improvisada y casi desafiante del momento. 

Alrededor del improvisado estanque, el suelo está lleno de tierra desigual, rocas y escombros, entre los que se distingue un balde amarillo parcialmente visible. Una cinta amarilla de precaución, con rayas negras, delimita la zona en el fondo, marcándola como un sitio activo de reparación o construcción. Sin embargo, esta barrera no parece haber disuadido al vecino de aprovechar la oportunidad. 

Lo que podría parecer una anécdota curiosa es, en realidad, un reflejo de problemas más profundos. La temporada de estiaje ha golpeado con fuerza a Cuernavaca, dejando a muchas comunidades con acceso limitado al agua potable. 

"Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada", reza el refrán, y este vecino ha llevado esa filosofía al extremo. Su acción, aunque ingeniosa, resalta la ironía de la situación: mientras él encuentra un alivio pasajero, el agua que podría abastecer a hogares cercanos se filtra inútilmente en el suelo.

 

 

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