1.Somos un país lleno de culturas, pero inculto. Somos generosos en apapachos, pero les regateamos a los artesanos cuando les compramos. Nos encanta la decoración fiestera, pero no invertimos en obras de arte. Somos memoriosos para vida telenovelera, pero no compramos, (ni leemos) libros. Nos gastamos una lanita yendo a ver cine (gringo), pero no vamos a los museos. Pacatos, a la hora de valorar el trabajo de nuestros creadores, industrias y empresas culturales, queremos vernos en el espejo de la grandeza, pero no le invertimos al tema.

Por si esto fuera asunto menor, poco nos importan el destino y el estado de conservación de los bienes que conforman nuestro patrimonio cultural tangible. Y del intangible conocemos los lugares más comunes, que luego convertimos en folclor. Como CONSUMIDORES de cultura somos chiquitos. ¿Será por eso que no se le da importancia al presupuesto asignado al rubro?

2.En la cadena de culpas debemos incluir la educación escolar que nos han brindado desde épocas inmemoriales, porque la de la casa de cada uno (“una” si pensamos en lenguaje de género), se vive en función de la emoción de los padres frente al milagro de una frase y una mesa bien puestas. 

Piense usted, querido lector, en los libros de primaria que reproducen obras de arte y pregúntese ¿cuándo sus maestros le explicaron las portadas de Cano Manilla o González Camarena?

Recientemente leí que la Senadora por Tamaulipas (MORENA) María Guadalupe Covarrubias Cervantes, Secretaria de la Comisión de Cultura, presentó en el pleno de la cámara Alta la iniciativa con proyecto de decreto para modificar la Ley General de Educación en materia de inclusión de historia del arte en primaria, con énfasis en arte latinoamericano. Y aunque la brillante senadora incluye la noción de lo emocional, la importancia de ampliar la lógica formal y la potencia de la imaginación en su propuesta, nos preguntamos: ¿cómo le van a hacer los profesores escolares para rebasar el ejercicio de aprenderse de memoria aburridos listados de nombres de autores y obras, si POCO SABEN SENTIR y el arte es un capítulo que se concibe en las escuelas como sinónimo de trabajos manuales?

3.Perdóneme usted la amargura de esta columna de hoy, querido lector, pero es que no se vale que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2019 se le haya asignado un monto a cultura tan bajo. El famosísimo ramo 48, está para llorar. La rebatiña por los centavos, ahora que bajen los recursos, finalizando el primer trimestre del próximo año, se prevé feroz. Y los museos cerrados bien gracias, y los conventos e iglesias fracturados, que se sigan sosteniendo con palitos. 

$12,394,090,259, el .21% del PEF, es el monto más bajo de los últimos tres sexenios. ¿Siendo tradicionalmente el sector menos favorecido, cómo podemos pensar en una cuarta transformación, sin pensar en una revolución en la inversión?

Según publicaciones recientes que abordan el tema, peligran 5000 proyectos culturales, incluyendo los 1500 mdp del programa anual de estímulos a las manifestaciones culturales y del patrimonio. De ser asignados los 12 mil mdp de los que hablan, sólo alcanzarán para sostener el aparato, según Eduardo Cruz Vázquez, experto en el tema. Realismo mágico mexicano. 

4.Recientemente, la revista Nexos publicó que el cuarto pilar de desarrollo, en la cuarta transformación implicaría un cambio de VISIÓN: pasar de la cultura del poder al poder de la cultura, ver en su apoyo un carácter estratégico para la movilización de las consciencias, dejando de lado el tufo decorativo que se le ha conferido a la cultura, desde el ámbito del poder. 

Pensadores como Eduardo Nivón han insistido en que no podemos pensar en un proyecto de nación, sin tomar en cuenta el patrimonio cultural y la famosa Agenda 2030 de la ONU, con sus 17 objetivos para el bienestar, conjugan cultura y desarrollo sostenible. 

Las ideas ya están escritas, dichas y redichas. No se tata de descubrir el hilo negro. A la secretaría federal del ramo le toca hacer que se cumpla la Ley de Cultura y a las estatales lo propio, pero poco podrán hacer sin un presupuesto mayor. La meta mínima, según el Presidente de la Comisión de Cultura, Sergio Mayer, son los poco más de 17 000 mdp que se aportaron al sector en 2012. Menuda tarea tienen los diputados de la comisión pertinente, Brenda Espinoza en lo local, los otros en lo federal que VAN POR MÁS. Ojalá no terminemos como en tiempos peñistas, con sesudos discursos, pero sin dinero. La misma gata revolcada. FIN.

 

Por: María helena gonzález

helenagonzalezcultura@gmail.com

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