Aunque ya estamos acostumbrados a las mentiras y a los insultos de Donald Trump, el señor de la Casa Blanca no deja de amenazarnos con subir los aranceles, cerrar la frontera y no dejar pasar lo que les vendemos, por más que sepa que al igual que nos haría un gran daño, sus agricultores de la frontera, más la terquedad de querer hacer de México un “Tercer País  Seguro”, los compradores de nuestras mercancías y el costo de los alimentos que se exportan desde México repercutirían en los precios de los consumidores estadunidenses.

También nos quiere asustar conque va a repatriar a todos los mexicanos o extranjeros, con visa o sin ella y petición de asilo, dentro de los 45 días que nos ha dado de plazo si no paramos la entrada a los migrantes Centro Americanos que quieren legar a Estados Unidos, buscando el “Sueño Americano”. 

Pero al final de cuentas todo lo que pregona es para asustar a los latino americanos y a los mismos gringos que él cree que no saben nada de política y están muy contentos con ese tipo de actitud frente a los extranjeros, pero no logrará meterles miedo a sus paisanos cuando se den cuenta que los Centro Americanos son el 000.1% de la población de EE UU y que además van a trabajar en lo que les ofrezcan.

La gran mayoría de la gente de allá y de acá, sabe que todas las trampas y el miedo que Trump les está metiendo únicamente son para buscar la reelección del 2020. Pero no es sólo contra México, sino contra todos los países a quienes amenaza con hacerles la guerra, que por cierto ya está pasada de moda, como a Venezuela, a Corea del Norte, a Irán, a quien ya le está picando la cresta, a Cuba, a Siria, a Rusia y a China, aunque a esta última le salió el tiro por la culata al hacerle la guerra económica, la cual EE UU está perdiendo.

Porque si bien es cierto que la macroeconomía de Wall Street subió unos puntos, la del estadunidense medio, que compraba los artículos chinos a precios bajos, las manufacturas que en China hacían de la misma calidad como si fuera una fábrica en Long Island, pero a mitad de precio, tienen acostumbrados a los estadunidenses el comprar a precios más económicos.

En cuanto al gobierno mexicano también tiene sus asegunes: El presidente Andrés Manuel López Obrador externa que las cosas van muy bien entre México y los Estados Unidos. Que él sólo quiere amor y paz, que las relaciones son amigables y respetuosas, por lo que no busca conflicto alguno con los vecinos del norte.

Pero luego se aparece Marcelo Ebrard a nivelar las relaciones de los dos países y en sus pláticas con Mike Pompeo le explica que ya enviaron seis mil tropas de la Guardia Nacional a la frontera sur para que no llegue tanto migrante a EE UU y hace como que está siguiendo las instrucciones del presidente Trump y comienzan a dialogar sobre las cláusulas de los tratados que ambos presentan sin que ninguno venga firmado, pues eso les toca a los senados de ambos países.

Y de repente se oye la voz del sempiterno maestro y de los mejores políticos y estadistas que existen hoy en día en nuestro País: don Porfirio Muñoz Ledo y habla fuerte contra López Obrador y Marcelo Ebrard por Hablar con los gringos con tanta deferencia ya que ellos nos tratan con amenazas e insultos con la mano en la cintura, aunque llegue un tuit de Trump diciendo que nos estamos portando bien y que él le había ordenado, pues el presidente López Obrador es un gran amigo.

Muñoz Ledo volvió públicamente a regañar al presidente mexicano por estar obedeciendo a Trump al intentar hacer de México un “Tercer País Seguro” y le advirtió que el Congreso jamás aceptaría porque sería como ir en contra de la constitución y en especial contra la soberanía de nuestro País.

El presidente de Estados Unidos es un buen vendedor de casas y edificios, así como un inteligente evasor de impuestos en su propio país y donde tiene sus grandes negocios y hace gala del sistema que hace con su constructor: si el edificio vale 100, él le ofrece pagar 30. Al no aceptar el vendedor, Trump se da media vuelta y lo deja sin trabajo durante un largo tiempo, hasta que por hambre y cansancio, el pobre acepta lo que Trump le quiera dar.

Así quiere hacer con México y se burla diciendo que con lo de los aranceles nos tiene bien agarrados, pero se le olvidó que los políticos mexicanos: López Obrador, Marcelo Ebrard y Muñoz Ledo, le están jugando al policía bueno, al policía regulador y al policía agresivo, con lo cual el gringo no sabe qué hacer y por dónde seguir atacando, pues ignora cómo ofertar y negociar con nuestro País. Por otro lado, lo que México está haciendo es desenmascarar a Trump frente a la ONU y frente a la opinión de los electores estadunidenses.  

Desde que los migrantes, al final del sexenio de Peña Nieto y por órdenes de Trump empezaron a entrar a México, se les apoyó con estancias, refugios, comida, atención médica transporte y atención de toda la población. Entraron por la frontera sur y viajaron directamente a la frontera norte. Trump vio que su plan no había funcionado y mandó a miles más.

Ahora nos amenaza con regresarnos a los que ya habían entrado. No contento con esto, nos quiere robar el dinero que tiene guardado el Chapo en ese País, que es de un mexicano que ahorró en sus bancos y lo ganó de todas las drogas que los gringos estuvieron consumiendo, cuyas ganancias fueron repartidas entre los políticos y policías, tanto gringos como mexicanos, todos ellos embarrados.

Pero Andrés Manuel López Obrador ya se lo pidió a los bancos del norte porque ese dinero es de negocios mexicanos. Imaginémonos a un estadunidense que le vendió contrabando a los mexicanos, cuando lo encarcelemos no podemos quedarnos con sus cuentas bancarias ya se los ganó vendiéndonos lo que le compramos. Si no nos lo mandan ese dinero, Andrés Manuel va a ir a la ONU y a La Haya hasta que nos devuelvan lo que es mexicano.

En fin que lo que estamos viendo es una obra de teatro entre los políticos estadunidenses y los políticos mexicanos, sólo que ellos son más organizados y aquí al presidente Andrés Manuel López Obrador le está dando mucho trabajo que los mexicanos nos pongamos de acuerdo entre la oposición, los intereses millonarios, los conocedores de la política de café. Y vamos a ver cómo nos va.  

Ahora el clamor de los 25 millones de méxico-norteamericanos que viven en el país vecino, es: “Hay que ir a votar sin miedo por el presidente de las barras y las estrellas, pero menos por Donald Trump del que no se puede confiar”.

Va de cuento
Rafael Benabib
rafaelbenabib@hotmail.com

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