Desde el siglo XVII Cuernavaca era la ciudad veraniega de los emperadores, de Porfirio Díaz y sus fiestones, del presidente Madero y del cuartel general de Emiliano Zapata. Llegaron los carrancistas  se carranciaron la ciudad entera. Hasta que Miguel Alemán invitó a sus “amigüos” los estadunidenses a que invadieran Cuernavaca, hicieran sus casas y la gozaran como si fuera un balneario, para sus vacaciones de invierno y el cobijo de los veteranos de guerra.
Construyeron Acapulco, y Cuernavaca sólo quedó como una ciudad de paso. La capital nos enviaba gobernantes del exterior y durante 60 años, ninguno de ellos fue de Cuernavaca. Total que nuestra ciudad capital siempre fue una colonia más del Distrito Federal pero sin su identidad.
El centro comenzó a mandar a quienes no querían como adversarios, y así llegaron generales, jefes del departamento del Distrito Federal, policías, políticos en decadencia y a su propio equipo de gabinete en especial familiares, a gobernar y cada uno hacía y deshacía lo que le viniera en gana, en cuanto a hacerse millonario así fuera de Morelos o de tierras lejanas.
Cada gobernante se encargaba de distanciarse de los locales y aún si fueran parte del Estado, eran arrinconados o se volvían cómplices del primer magistrado.
En algunas de estas ocasiones, los ciudadanos no hemos visto al gobernador en persona durante todo su mandato sexenal o en su caso al presidente municipal, durante su trienio y solamente los conocemos a través de los periódicos y de las actividades que muestran en la televisión. El ciudadano quiere estrechar la mano de sus autoridades, sentirse que está bien representado ante  la sociedad en general y no que se es sólo un voto más que le llevó al poder a través de las urnas y que se está frente a un jefe de familia y que de igual forma que lo quiere y lo respeta, el mismo ciudadano desea sentir que lo toman en cuenta para poder seguir el ejemplo de su gobernante.
Al gobernador lo conocemos por su magnífico historial y por haber visitado como primer mandatario, una o dos veces a los comerciantes y haber ido a algunas de las colonias populares.
En la actualidad tenemos a un gobernador querido por el pueblo por otras razones que no son precisamente políticas y a un presidente municipal que todo esperaba, menos llegar a ser edil de esta capital. Pero sucede que el anterior presidente municipal estaba peleado con el fuereño gobernador y ahora el presidente municipal está peleado con el actual jefe político del Estado. ¿Dónde está el cambio?..
Por vía de mientras, quienes están pagando los platos rotos somos los ciudadanos que tuvimos que aguantar a los ediles interinos, quienes no quisieron gastar ni un centavo en arreglar los baches, poner orden en la ciudad, recoger la basura de las calles, darle una solución al problema de los vendedores ambulantes que ni siquiera son de Morelos, sino que vienen de Acapulco o los alrededores del Estado de Guerrero y en fin pensar en sí mismos, no como los dueños de la población, sino sus servidores.
Señor Gobernador del Estado de Morelos, don Cuauhtémoc Blanco, señor presidente municipal de Cuernavaca, Antonio Villalobos Adán; ya se acabaron las elecciones, ya cada quien tiene un puesto administrativo, el pueblo de Morelos hoy está hasta la coronilla de pleitos entre sus gobernantes, ¡Ya basta!
El señor gobernador es el jefe político de todo el Estado de Morelos, el señor presidente  municipal es el director de esta ciudad capital, al igual que los demás municipios que tienen a su propio edil, pero si se siguen peleando por pequeñeces, los únicos que van a seguir ganando y van a continuar siendo flojos y abusadores son los diputados, que están haciendo del Estado lo que se les dé la gana.
Si siguen peleando, la situación del Estado y del Municipio va a seguir siendo la misma que en anteriores administraciones, pero el País está cambiando para mejorar las relaciones de todos sus integrantes en cuanto a su actitud de principios y ética, una mejor economía para todos, una vida más justa y sin violencia. ¿Qué tipo de comportamiento podemos seguir de parte de nuestras autoridades si el ejemplo que de ellas recibimos es la del pleito y no la reconciliación?
Si el Gobernador Cuauhtémoc Blanco quiere que su gobierno trascienda como uno de los que logró el cambio negativo que nos dejaron los anteriores, tiene que cambiar las formas y llevar una relación de firmeza pero con gentileza y amabilidad, como lo ha estado comenzando a hacer con la población a quien ha ido a visitar personalmente para agradecer sus votos, pero más que eso para estudiar sus necesidades y ponerles el remedio que se necesita.
 Sí el nuevo Presidente Municipal, Antonio Villalobos verdaderamente desea servirle a la ciudadanía, crearse un prestigio de servidor público sin más deseos que el hacerle el bien a sus semejantes, va a trascender como ser humano interesado en el bien de los demás, poniendo el ejemplo y haciendo política entre los ciudadanos, yendo a que lo conozcan personalmente y a través de sus obras dentro de la ciudad. En una palabra, como un buen político.

Si la gente ve que ya no hay basura, que está haciendo lo posible para que la policía sea efectiva, atenta y gentil, que los distintos servicios estatales y municipales están mejorando, que el gobernador vigila que las obras se lleven a efecto y además que lo vean acompañado con el presidente municipal, quien también está haciendo bien su trabajo, la gente va a estar agradecida y va a repetir esa actitud en su casa, con sus semejantes, a quienes también les tendrá que exigir que repitan el comportamiento que nos han mostrado nuestras autoridades.

Hay muchas cosas que hacer y ustedes dos están en el lugar y en el momento preciso para efectuar ese cambio: La ciudadanía necesita que ustedes les ayuden a recuperar el patriotismo que los anteriores les quitaron; el amor por Los Símbolos Patrios, recuperar el civismo donde se encuentra la ética y los principios del ser humano; la honestidad que va a erradicar a la corrupción y que esa virtud se va a reflejar en la convivencia con todos los ciudadanos, ya sean servidores públicos o el ciudadano en general.
El que nuestros gobernantes nos traten con gentileza y con buenos resultados dentro de su trabajo sin fricciones de ningún tipo, va a lograr que los morelenses seamos felices y que cuando termine se gestión, ellos mismos sean reconocidos y caminen con libertad entre los que fueron sus gobernados, no como otros que desaparecieron, perseguidos por su propia conciencia y odiados por toda la población.
El pueblo desea que cuando sus gobernantes dejen el puesto, sigan siendo sus amigos y estarles agradecidos del servicio que prestaron a la comunidad.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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