Desde que consideraron la edificación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en el año 2000 en el antiguo Lago de Texcoco, comenzó la polémica entre los constructores, los ambientalistas y en especial entre los habitantes de los pueblos originales que se veían amenazados en sus casas, en su cultura, en sus tierras y en general en su forma de vida, por lo que en 2002 se canceló el proyecto, porque, además de la oposición de sus pobladores, no era posible edificarlo en medio de lo que aún era un espejo de agua. 
Pero en 2014, el presidente Enrique Peña Nieto revivió el proyecto y mandó a hacer estudios de la posibilidad para su construcción. Hubo una investigación de la Corporación “Mitre”, la cual pronosticó que con las nuevas tecnologías, sí se podía construir ese aeropuerto. Le siguió el respaldo de la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO) y de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) sobre la factibilidad de construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICIM), el que ahora se llama NAIM y también recibió la opinión de varios especialistas en aeronáutica en contra de la construcción de dicho aeropuerto. En ese tiempo hubo protestas de los pobladores de las tierras a orillas del lago.    Se comenzaron a hacer licitaciones a varias firmas constructoras locales y del extranjero, quienes se interesaron en construir parte de dicho proyecto portuario. Entre ellos, los costos y los financiamientos, quienes se encontraron con los retos técnicos para las pistas 2 y 3. Entonces se emitió el fallo para la supervisión de la licitación del edificio de la Terminal del Nuevo Aeropuerto y se adjudicó la construcción en 2016 de dichas pistas. En diciembre de ese mismo año, se dio la licitación de la losa de cimentación del Centro de Transporte del NAICM.
El 6 de enero de 2017, la construcción del aeropuerto ya era una realidad.
Se adjudica la construcción de la Torre de Control y se decidió el fallo en construir un paso vial hacia el nuevo aeropuerto. Y así se adjudican nuevas licitaciones para caminos, drenes provisionales, permisos para el uso de minas para sacar el tezontle y el basalto para rellenar el piso de lo hundido del lago.
Este proyecto fue presentado al pueblo de México como la obra magna de la administración, la que traería, antes y después de la construcción, miles de nuevos empleos al País, el llevar los productos nacionales hacia el exterior, esa carga que ahora llega en camiones. Además el que nos va a traer a millones de turistas de todo el mundo y que sería el segundo aeropuerto más grande y funcional del planeta. 
Mediante el tezontle y el basalto, se ha logrado compactar, junto a miles de toneladas de varilla, un piso que puede soportar el despegue y el arribo de los más grandes aviones que hay en el mercado, ya sea de tipo comercial para pasajeros, de carga desde el aeropuerto más firme del mundo, para llevar maquinaria de un lugar a otro y con una capacidad de despegue y de aterrizaje dentro de un buen trecho de recorrido.
La maqueta del aeropuerto es espectacular, de un diseño no sólo hermoso sino equilibrado de un gusto refinado, que le da un toque especial, diferente a cualquier otro aeropuerto del  mundo. Sin embargo, se sabe que los empresarios, contratistas e inversionistas tienen el proyecto de hacer un “aerotropoli”, que será un desarrollo inmobiliario con clubes de golf, casinos, hoteles y residencias de lujo alrededor del Lago de Texcoco cuyos dueños, se presume, son del “Grupo Atlacomulco”. El que está respaldado por el nuevo “acuerdo” comercial usmca, el que también apoyan los gringos.
 Ya se han estado presentando varias mesas de trabajo con todo tipo de publicidad a favor de la construcción del NAIM y a veces, se expone una Mesa de Diálogo en el canal 11 del IPN, donde las opiniones están niveladas.
Entre los que están a favor son los que arguyen todo lo que explicamos en la primera parte de este trabajo, ya que continuaremos con los puntos de vista y las opiniones de los que están en contra del proyecto.
En primera, ningún gobierno puede hacer desaparecer a los dueños de pueblos originales, los que han existido desde tiempos inmemoriales sin ponerlo en consideración de sus habitantes y de la ciudadanía en general, ya que se sabía que desde el 2000 se comenzó la obra a hurtadillas, hasta que se presentó gente extraña con teodolitos y aparatos raros midiendo la tierra que a ellos les pertenecía. Comenzaron las protestas y en 2002 se suspendieron los “estudios de campo”.
En 2006 comenzaron las obras de nuevo y las protestas no se hicieron esperar. Los pueblos no encontraban eco a sus quejas y comenzó la represión en Atenco, con muertes, violaciones y muchos de sus pobladores fueron golpeados y algunos aún siguen encarcelados. En 2014 continuó la construcción y también las marchas, casi siempre reprimidas por las autoridades:
¿A qué se debía todo esto? ¿Por qué no quieren que se haga esta obra? Y las respuestas fueron saliendo de los especialistas: Ingenieros civiles, aeroportuarios, pilotos experimentados, investigadores de la UNAM y del IPN, además de los profesores y alumnos de la Ibero Americana con su movimiento #yo soy 132 y desde entonces se ha estado hablando de que además de ser una obra monumental con un costo de 100 mil millones de pesos. El costo fue creciendo hasta llegar cerca de 300 mil millones. Se planeaba destruir el aeropuerto Benito Juárez y van a construir el NAIM donde se hunde de 20 a 30 centímetros al año; destruiría el medio ambiente, afectaría a las aves migratorias, terminaría con la flora y la fauna, así como con los sembradíos, con el ganado y con todo ser viviente, además el temblor de los motores de las naves vibraría en todas las viviendas de las poblaciones alrededor.
Los expertos buscaron otras salidas y se encontraron con el aeropuerto de Toluca, el de Hidalgo, el de Cuernavaca, así como el aeropuerto militar de Santa Lucia que ya estaba casi listo, pero que estaba muy alejado del Benito Juárez. “Con un tramo de ferrocarril se llega en 15 minutos” dijeron los expertos.    

El gobierno de la república jamás ha dado a conocer la cantidad de dinero que se ha tomado de las arcas del País, pues no quiere que el pueblo de México se entere de cuánto dinero se está gastando y explica que es: “porque hay gente que está en contra de esta construcción”. De cualquier manera se supo que utilizaron el dinero ahorrado de los trabajadores en las Afores y que se trata de varios miles de millones de pesos.

Ahora Andrés Manuel López Obrador acepta que lo termine la iniciativa privada, porque el gobierno no dará un centavo más y de seguro recuperará lo de las Afores de los trabajadores. Además de haber decenas de razones más para no construirlo ahí.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp