Hacer limpieza en el hogar implica el uso de cloro, principalmente para desinfectar. Hemos aprendido de nuestras madres la forma de usar este líquido y se ha pasado de generación en generación. Sin embargo, ¿incluir cloro en la limpieza funciona o sólo expone nuestra salud?
El cloro es uno de los elementos químicos que no encontramos dentro de la naturaleza en estado libre, sin embargo su popularidad va en aumentado al destinarse para los procesos de blanqueamiento y destrucción de gérmenes, pero en altas concentraciones resulta perjudicial para la salud.
Sus compuestos a pesar a ofrecer resultados efectivos en la eliminación de suciedad y bacterias, no son la mejor opción debido a que pueden provocar quemaduras en la piel e intoxicar a las personas y animales con ingerirlo.
También es una de las causas de problemas respiratorios e infecciones como amigdalitis, sinusitis, bronquitis, otitis y neumonía, principalmente cuando se encuentra en desarrollo o en etapa infantil.
Además de que los compuestos de este elemento contienen propiedades irritantes que dañan directamente al revestimiento de las células pulmonares, provocando su inflamación y el desarrollo de enfermedades.
El sistema inmune es una de los que podría verse mayormente afectado al igual que la visa, ya que el cloro al mezclarse con otros productos de limpieza podría dar como resultado ácido muriático, que causa estragos irreversibles en los riñones e hígado, por su puesto en su sistema nervioso, pulmones y la dermis.
Una sugerencia para mantener los espacios que nos rodean en buenas condiciones de higiene es optar por alternativas naturales y biodegradables como los desengrasantes de limón y los lava loza que contienen vinagre, sal y limón.
Para la limpieza de pisos, en lugar de combinar el cloro con productos líquidos podría optarse por detergentes naturales como la mezcla de vinagre con jabón, para evitar reacciones secundarias y perjudiciales para la salud de la familia.