Ha comenzado un nuevo sexenio, una nueva oportunidad para que sociedad y gobierno construyan juntos un mejor país. Claudia Sheinbaum inicia su administración con el más amplio respaldo social expresado contundentemente en las urnas, lo mismo sucede en otras entidades como Morelos, donde al igual que la Presidenta Sheinbaum, Margarita González Saravia comenzó su gobierno el día de ayer, primero de octubre, con ese mismo respaldo popular que le fortalece y otorga el sólido bono democrático para consolidar los sueños, aplazados por poco más de una década, por los hijos y vecinos de la Tierra de Zapata.
Sin embargo, el México que todos anhelamos es responsabilidad compartida, ya que, ni el gobierno puede lograrlo solo ni la sociedad civil de manera aislada y unilateral; es innegable que tenemos grandes rezagos, importantes asignaturas pendientes que nos apartan del bienestar colectivo generalizado, pero podemos estar ciertos que a pesar de cualesquiera que sean nuestras diferencias, todos queremos un mejor país.
La llegada de la Presidenta Sheinbaum al poder ejecutivo federal refleja la evolución política y social de México, comenzando por su situación única de ser la primera mujer presidenta en dos siglos de la República. Su trayectoria en la administración pública y su compromiso con la justicia social y el desarrollo sostenible han generado grandes expectativas entre la población; este nuevo capítulo en la historia de México se presenta como una oportunidad para abordar los desafíos más apremiantes que a nivel nacional preocupan a todas y cada uno de los mexicanos, desde la seguridad y la economía hasta la educación y la salud.
El éxito de cualquier gobierno no depende únicamente de sus líderes, sino también de la corresponsabilidad y el compromiso de todos los sectores de la sociedad. En este sentido, la responsabilidad compartida entre el gobierno –esto incluye desde los miembros del gabinete hasta aquellos en las posiciones más modestas de la administración pública– por un lado, y la sociedad civil organizada, los grupos sociales y la población en general, por el otro, pues esta simbiosis es fundamental para generar el desarrollo, el beneficio que el país necesita, a partir del enorme valor público que aportan conjuntamente, entre otros temas relevantes, en el diseño, ejecución y evaluación políticas públicas efectivas y transparentes que respondan a las necesidades y realidad de la población como la lucha contra la corrupción, la promoción de la justicia social, el fomento del desarrollo económico y la protección del medio ambiente, especialmente cuando la Presidenta ha subrayado la importancia de un gobierno cercano a la gente, que escuche y responda a sus demandas.
La sociedad civil organizada y la población en general también juegan un papel crucial en la construcción de un mejor país. La participación activa en la vida pública, la vigilancia de las acciones del gobierno y la promoción de valores cívicos son esenciales para fortalecer la democracia y asegurar que las políticas públicas sean inclusivas y efectivas. La corresponsabilidad implica que cada ciudadano se sienta parte del cambio y contribuya con su esfuerzo y compromiso.
El inicio de nuevos periodos gubernamentales brinda un ánimo renovado de trabajo y colaboración, la oportunidad de aportar lo mejor de todos a favor atender las necesidades específicas de cada región, de cada sector, de cada grupo y al mismo tiempo por la preocupación que nos es común a todos: México.
Que este capítulo que recién comienza en la historia de México, sea de prosperidad para toda su gente y ello requiere que a la Presidenta y a las y los gobernadores que comienzan o están por comenzar también les vaya bien. Es momento de aprender de nuestros errores y evitar repetirlos, es tiempo de recalibrar la altura de miras hacia un nuevo horizonte de bienestar que lamentablemente sigue negado para millones de mexicanos.