En una reciente aparición en el podcast The Church of Tarantino, Quentin Tarantino compartió sus preferencias más personales sobre su filmografía, revelando qué películas considera su favorita, su obra maestra y la más personal.
Para él, Once Upon a Time in Hollywood es su película favorita, un homenaje nostálgico a una era dorada de Hollywood que resuena profundamente con su amor por el cine clásico; Inglourious Basterds es su obra maestra, destacándola por su guion excepcional, su estructura ingeniosa y diálogos afilados; y Kill Bill es la película que nació para hacer, una obra tan personal que, en sus palabras, “nadie más podría haberla hecho”, reflejando su imaginación, pasión y obsesión más auténtica.
Además, mencionó que su mejor guion es Inglourious Basterds, seguido de cerca por Hateful Eight y Once Upon a Time in Hollywood, y considera que Hateful Eight puede ser su mejor trabajo como director porque el material ya estaba sólido incluso antes de que él lo abordara.
Este ejercicio de autocrítica ofrece una perspectiva inusual: mientras el público y la crítica suelen debatir cuál es la mejor película de Tarantino, pocas veces el propio director ha definido con tanta claridad cada uno de estos títulos, equilibrando la nostalgia, la perfección técnica y la expresión visceral personal en su legado cinematográfico.
