Por esta vez, dejemos la política de lado y metámonos de lleno en el tema de moda: la Selección Mexicana Sub-20. ¡Y no es para menos! Hacía mucho que una generación no despertaba tanto entusiasmo, tanta esperanza y, sobre todo, tantas ganas de creer. En tiempos donde casi todo divide, estos chavos están logrando algo raro: unirnos, aunque sea por noventa minutos. Lo que están haciendo en el Mundial de Chile 2025 no es cualquier cosa. No es un torneo más, ni mucho menos un partido más: el choque contra Argentina huele a final adelantada. Pero más allá del resultado, lo verdaderamente importante es lo que representa este grupo para el futuro del futbol mexicano. Porque sí, Argentina tiene una racha que parece inquebrantable cada vez que enfrenta a México, pero esta generación no llegó a mirar para arriba, sino de frente. Se nota en su juego, en su carácter, en esa manera de salir a la cancha sin complejos. Son chavos que creen en su talento y que se saben capaces de competirle a cualquiera. Aunque México ha tenido grandes momentos en categorías menores —como los títulos del Sub-17 en 2005 y 2011, y aquel tercer lugar en el Mundial Sub-20 de Colombia 2011—, la realidad es que esas camadas, salvo contadas excepciones, se perdieron entre las múltiples divisiones de nuestro fútbol y la ‘talacha’. Y es justo ahí donde esta nueva generación marca la diferencia: no solo por su talento, sino por su mentalidad. Se sienten distintos, con más hambre, con más convicción, con más talento. Por eso uno se ilusiona más… y se cree que sí se le puede ganar a Argentina. ¡Sí se puede! ¡Sí se puede! Claro, el futbol es caprichoso. Tal vez el marcador final no siempre haga justicia, pero lo que ya se ganó no lo borra nadie: el respeto, la ilusión y esa sensación de que el futuro pinta bonito. Pase lo que pase contra Argentina o quien se atraviese después, este equipo ya nos recordó lo más importante: que el futbol mexicano todavía puede hacernos soñar. Y eso, en estos tiempos, ya vale oro… o al menos una buena ped… digo convivencia para verlos jugar. ¿Será que por fin el Dios del fútbol se acordó de México o solo nos volverá a romper el corazón con estilo? No está de más decir que esto es a título personal. Fuera de contexto: El Premio Nobel de la Paz 2025 fue para la venezolana María Corina Machado, por su lucha democrática en un País que ha sufrido más bloqueos que Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Bien por ella, claro. Pero, entre tanta paz y diplomacia, queda una amarga reflexión nacional: otro año más sin que Víctor González Torres levante la medalla. Ni modo, tendremos que echarle más ganas a eso de andar aventando peluches en los conciertos para que el Dr. Simi sea el Nobel de la Paz 2026. 6x6: Qué efímera es la fama y la popularidad. Hace un par de años, el Hijo del Vikingo era uno de los favoritos del público; hoy es el luchador más abucheado de la AAA. Y no es falta de talento, sino cansancio del público ante su sobreexposición y sus triunfos forzados, agravado por la rivalidad que tuvo con Alberto del Río, quien lo superó con su fuerte personalidad de rudo y su gran conexión con las arenas. Aun así, hay esperanza. Basta recordar que hace algunos años el mismísimo Místico era objeto de abucheos e insultos cada viernes en la Arena México. Sin embargo, el ‘Rey de Plata y Oro’ logró revertir esa situación y hoy es, de nuevo, la máxima figura del Consejo Mundial de Lucha Libre. Ahora al joven Vikingo le toca reconquistar a toda la gente que se le ha puesto en contra, pues WWE tiene grandes planes para él en la nueva AAA. Una historia muy diferente son los abucheos hacia Atlantis Jr., pero de eso hablaremos en otra ocasión, porque su imagen está más difícil del limpiar que el sargazo. ¡Saludos!
