El maestro ceramista don Otilio Sánchez Medrano trabajando en su taller.
Don Otilio Campos Medrano y su distinguida esposa, doña Carmen Martínez Camacho.Experto en la elaboración de cerámica y porcelana, en uno de los primeros talleres en Cuernavaca, hasta trabajar en la más importante de México, ese es don Otilio Campos Medrano, quien nació en San Miguel Allende, Guanajuato el 7 de noviembre de 1932.
Su papá era Arturo Campos quien trabajaba en una fábrica textil y su mamá fue María Auxilio Medrano, ama de casa. Primero trabajaba en Salvatierra y luego se cambiaron a San Miguel Allende. Fueron seis hermanos: Luis, Margarita Carmelo, Antonio, Otilio y Catalina. De todos ellos, Otilio es el único que aún vive.
Llegó con su mamá y tres de sus hermanos a Cuernavaca en 1945 e ingresó a tercero de de primaria en la escuela 20 de noviembre nocturna en la calle Domingo Diez.
Empezó a trabajar en albañilería ayudando a su hermano Carmelo, el que tenía a su cargo parte de la obra del edificio La Torre Latinoamericana. Luego fue llamado por su hermano Luis contratado como cobrador de los autobuses Chapultepec donde él era chofer.
Ahí conoció a Luis Solís, quien tenía un pequeño taller de cerámica enfrente del parque Melchor Ocampo, además que eran vecinos; le propuso trabajar en ese oficio porque necesitaba un ayudante. Aceptó el trabajo porque en el de los autobuses era muy pesado ya que además de ser foráneo, lo rentaban para levantarse a las cuatro de la mañana, repartir a los trabajadores a las empresas y regresar por ellos hasta las once de la noche. El nuevo trabajo era más tranquilo.
El taller se llamaba “Cerámica Morelos” de los señores Cristian y Álvaro González. Este último le ofreció el pequeño negocio al ingeniero Jorge Alberto Borbolla, quien era el gerente de La embotelladora Coca Cola. En 1949 formaron una sociedad: don Jorge Borbolla, Cristian Gómez, José Antonio, hermano de don Jorge y Armando Prieto, la esposa de don Armando Prieto. La señora Prieto fue mamá de la señora Purita quienes eran dueños de la fábrica.
Los papás de la señora Purita también eran dueños de tres embotelladoras de la Coca Cola, en Toluca, Pachuca y Cuernavaca.
La hija de la señora Purita Rivera de Prieto, al morir sus padres se quedó con los negocios de la Coca Cola en Cuernavaca, dejándole el negocio a su hija adoptiva también llamada Purita.
Cuando estaban los cuatro socios en la cerámica Morelos, Otilio pasó a ser “vaciador”, quien tomaba el molde del yeso, preparaba la pasta y según el grosor de la pieza se vertía y se le daba el tiempo para secar y quitar el molde, el que se unía a la mitad. Ese molde se seguía usando para repetir las piezas que se quisieran. Esta se metía al horno que se llama Sancocho y que es la primera quema; luego se pinta a mano, se le da un bajo vidriado y se mete con una pinza a una tina de pasta de vidrio liquido llamado esmalte. Después al horno en que llega a tener 1050 grados, dependiendo del tamaño del horno y de la pieza. La pieza se puede pintar de cualquier color, pues con verter colorante al esmalte cualquier color que se desee, toma el tono parejo que se le quiera dar y así darle una segunda horneada.
Don Otilio nos cuenta que después de aprender a vaciar, pintar, hornear y decorar las piezas, estas estaban listas para su venta. En el taller estuvo trabajando durante 5 años.Don Otilio conoció a Carmen Martínez Camacho con quien se casó y procrearon 6 hijos: Otilio, Eduardo, Aida, Martha, Francisco y María Elena.
Su hija Aida tiene un negocio de artesanías y es Secretaria Recibida, Otilio tiene un taller de cerámica al igual que Eduardo. Martha es enfermera y está jubilada por el ISSSTE. Francisco tiene un local de artesanías y Malena es ama de casa y también está jubilada. Otilio tiene 9 nietos y 6 bisnietos. Doña Carmen, su esposa, falleció en 2015 de una larga enfermedad.Don Jorge Borbolla compró una casa en Potrero Verde y Plan de Ayala, donde montó su propia planta, ayudado por Otilio. Y la nueva fábrica cambió su nombre por el de “Cerámica de Cuernavaca”.
Nos cuenta que cuando estaban en Plan de Ayala, el ingeniero se fue de paseo con su esposa Angelita y con el señor Jaime Martínez quien tenía un grupo de gentes que se encargaba de embalar y repartir la cerámica para enviarla a la ciudad de México y a toda la república.
Tenían un encargado que dirigía la fábrica quien renunció, entonces el ingeniero Borbolla llamó a Otilio quien más que empleado era su asesor, y le ofreció que se quedara como gerente general del funcionamiento de toda la fábrica.Los tres fueron a Italia y a Alemania donde fabricaban cerámica, además de pasear por los dos países. Otilio cuenta que don Jorge regresó emocionado y le preguntó qué le parecía si abrían una fábrica de porcelana en Cuernavaca. Otilio le dijo francamente que él no sabía nada de porcelana, pues todo lo que conocía era trabajar la cerámica.  
El ingeniero Borbolla abrió una fábrica de porcelana en CIVAC y en 1967 decidió reunir la fábrica de cerámica al terreno. Don Jorge regresó a Alemania donde recogió información sobre la manufactura de la porcelana y trajo un pequeño horno. Rentaron una casa en la calle de la Estación y comenzaron las pruebas. Llevaron los mismos moldes y el mismo sistema con que se trabajaba en la cerámica; los únicos cambios fueron los materiales y una temperatura bastante más alta, a un promedio de 1300 grados. Esto depende de la combinación de los ingredientes como el Kaulín, la Sílica de quarzo y el feldespato como materiales indispensables.
Se repitieron las muestras pequeñas y salieron muy bonitas. Angelita tomó estas piezas y las fue a mostrar a los grandes almacenes de la Ciudad de México, donde le comenzaron a hacer importantes pedidos.
Se hicieron piezas en el pequeño horno pero no era suficiente, por lo que mandaron traer de Alemania uno más grande y se cambiaron de la fábrica de la Estación a CIVAC. Una vez ahí se comenzaron a fabricar piezas más grandes y al gusto de la señora Angelita quien sabía lo que apreciaban los clientes. Se trajeron muestras italianas, las que fueron reproducidas en el taller.
Se pensó construir una fábrica que se llamara “Porcelana de Cuernavaca” en el terreno y ahí se llevó el equipo necesario para esa planta y se cubrieron todos los pedidos. Se trajeron hornos más sofisticados y maquinaria de Alemania con los que se comenzaron a hacer piezas de otro uso como vajillas completas, candelabros, floreros, arreglos florales y muchas otras hermosas piezas que diseñaba la señora Angelita.
Don Otilio Campos Medrano renunció a su trabajo como respaldo a don Jorge quien vino a menos a la entrada de la cerámica china sin pagar aranceles por el TLC. Otilio está jubilado por el IMSS y es reconocido como un hombre honesto que hizo historia y le dio a nuestra ciudad el renombre mundial en la fabricación de la Cerámica de Cuernavaca.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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