Ferretero en el negocio de su padre durante siete años, estudiante del Instituto Politécnico Nacional en Ingeniería Industrial, integrante del Sindicato de Trabajadores de la Compañía Teléfonos de México, donde estuvo laborando treinta años, Juan Chavarría Romo nació el 24 de junio de 1959. El mero día de San Juan, dice con mucho orgullo, en Tláhuac Ciudad de México. Su papá es Juan Antonio Chavarría Rincón, quien fue campesino en la Delegación Tláhuac, ahora Alcaldía y su mamá se llama Esperanza Romo Espinoza. Ama de casa. Tuvieron seis hijos entre los que se encuentra: Isabel, Camila, Refugio, Martín, Alfredo y Juan, con los que siempre se ha llevado muy bien.
Estudió la primaria en la escuela Flores Magón, La secundaria en la federal 126 la preparatoria número 7 e ingresó al IPN de Zacatenco a la Escuela de Ingeniería Industrial.
Su papá tenía una ferretería en su pueblo natal, donde Juan fue a trabajar, ahí laboró desde los 14 años hasta los 21. Tuvo la oportunidad de ingresar en la paraestatal Teléfonos de México y ahí estuvo en ese trabajo estuvo durante 30 años. Laboró como Técnico instalando líneas telefónicas, conectando cables, reparando líneas, llevando el servicio telefónico a diferentes regiones del País.
Se hizo miembro del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, siendo su Secretario General del Sindicato Francisco Hernández Juárez, quien logró que los miembros del Sindicato salieran los mejor librados posible. Ahí, Juan fue Delegado de la Sección de Instalaciones y fue Asambleísta y Convencionalista, además candidato para integrar el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato en 1997, tiempo en que el gobierno de la república privatizaba las telecomunicaciones, para nombrarla: Compañía Teléfonos de México S.A. (Telmex, S.A.)
Pasado el proceso de elecciones, la empresa Telmex, S.A., la que ya había sido privatizada y dejaba de ser paraestatal, al ser vendida al señor Carlos Slim por una cantidad ridícula, por parte del presidente Carlos Salinas de Gortari, promueven a don Juan Echevarría como empleado de confianza y éste pierde su condición de sindicalizado. Sin embargo sus relaciones con los compañeros del sindicato siguieron siendo las mismas.
En 2007, Juan fue asignado por la compañía como Supervisor de Área del Estado de Morelos, con sede en Cuernavaca, quien siguió en ese puesto hasta 2012, cuando fue jubilado por la compañía, después de haber trabajado en la misma, durante 30 años. Don Juan dice que le está muy agradecido a la empresa por sus atenciones y por su trato en general.
Conoció a Yolanda Martínez en Zapotitlán en la Ciudad de México, de quien fue su novio durante ocho meses y contrajeron matrimonio en 1984; tuvieron tres hijos: Bruno Antonio, Fabian y Sinuhé. Bruno Antonio trabaja en el Sector Público en la Alcaldía de Tlahuac y tiene un hijo llamado Iker,
Fabián está casado con Roxana Camacho, tienen dos hijos y trabaja en la compañía Modelo de México y su esposa es enfermera titulada y trabaja en el sector Salud y Sinuhé estudió informática y ahora trabaja por su cuenta.
Se recordó de una ocasión, trabajando en un servicio con su compañero, Ángel Zúñiga, tenían que extender una escalera doble de aluminio para hacer unos arreglos a una línea, pero Juan prefirió subirse por una barda junto a los cables, para llegar a ellos con más facilidad y así terminar temprano el trabajo. Su compañero se asustó pero Juan siguió caminando, equilibrándose por esa barda delgada como si fuera una cuerda floja. Su amigo Ángel se enfermó por sólo verlo en peligro, mientras que Juan lo tomaba como si fuera un trabajo fácil y lo más natural del mundo. El compañero le puso la escalera de aluminio y Juan se bajó carcajeándose. Al casi llegar al piso, Juan se resbaló en el tercer peldaño y cayó de sentaderas, mientras el amigo se destornillaba de risa.
Juan laboraba de lunes a viernes y los fines de semana los pasaba con Yolanda y sus hijos, los que llevaban a comer a su casa y casi siempre estudiaban juntos. “Era mejor tenerlos cerca a que se fueran por ahí”, nos dice. Pero un día uno de ellos le confesó que siempre llegaban a la hora de la comida porque la mamá de sus hijos cocinaba muy rico. Y la verdad que la señora Yolanda aún sigue cocinando sabrosos guisos dignos de reyes.
Desde que vivían en la Ciudad de México, Juan siempre se prestaba a hacer servicios a los demás sin esperar ni siquiera su agradecimiento. Nos cuenta que le molestaba ver tantas injusticias en cualquier lugar.
Nos explica como en Tlahuac festejaban entre todos los vecinos una de las fiestas patronales más importantes de la Ciudad de México, las que se celebraban dos veces al año en los meses de febrero y julio a los santos patrones de Santiago Zapotitlán, el señor de la misericordia y Santiago Apóstol respectivamente. Juan está muy orgulloso de ser parte de las fiestas patronales.
Nos aclara que las fiestas patronales sólo se comparan con la feria de San Marcos en Aguascalientes y la feria de Texcoco en el Estado de México.
Estos pueblos, como todos los de los alrededores son pueblos originarios y la mayoría de su gente domina los dos idiomas de su cultura que son el español y el náhuatl. Son conocedores del tiempo de siembra y cosecha, del día que arriba la primera lluvia y del tiempo de secas, etcétera. No se ha perdido la cultura ancestral que los hace sobrevivir, gracias a los conocimientos de las costumbres patronales a aceptar la regencia de la gente mayor dentro de la comunidad.
Juan Chavarría es integrante de esta autoridad tradicional, la que es formada por 23 mayordomías, la que es representada por un coordinador de mayordomías, de la cual Juanito tiene el honor de pertenecer.
Cada Mayordomía tiene una mesa directiva, integrada por un presentante mayor, un secretario y un tesorero. Cada mayordomo se encarga de organizar, una de las 23 mayordomías que le corresponde en cada colonia del pueblo.
En Cuernavaca ha estado organizando integrando una coordinación de grupos sociales asociaciones civiles y liderazgos individuales, denominada: Coordinadora de Organizaciones Sociales y Asociaciones territoriales, en la cual está incluida la asociación civil “Pueblos Originarios y Colonias Populares Organizadas, de la cual Juan Chavarría Romo es el fundador, el representante legal y presidente de la misma. En Cuernavaca la representación social la lleva el licenciado Rodríguez. La sede está en la calle Gutemberg 206 despacho 7 colonia Centro de esa ciudad.
Comenzó a organizar una asociación de vecinos en beneficio de la comunidad y se encargan de agrupar a los ciudadanos para constituía una asociación en beneficio que dé los servicios que se necesiten en la comunidad, como asistir a la gente de la tercera edad, a los discapacitados, a los menores con carencias. Todo el trabajo que hace la asociación es honorífico y ésta no recibe ninguna ayuda del exterior.
Fundador de asociaciones al servicio de la comunidad y defensor de una cultura milenaria, don Juan Chavarría Romo ha traído a Cuernavaca una importante visión de nuestras tradiciones mexicanas.

 

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