Con una sonrisa dibujada siempre frente a su interlocutor, el señor Jan Willen Bonsema es un hombre respetuoso y gentil. Ha tenido una vida sumamente interesante entre sus viajes, sus diferentes trabajos por Europa, Estados Unidos, Canadá y Colombia, lo han vuelto un magnífico vendedor, con una vida azarosa pero llena de éxitos, como cuando impartía clases de inglés y ahora vive una época tranquila en Cuernavaca. Ahí llegó con su esposa y su recién nacida hijita en el año 1974, siendo un joven de treinta años. Jan nació en Heemstede, Holanda, el 10 de diciembre de 1944. Su padre fue Cornelius Jan Bonsema, quien era tabacalero. Importaba puros de Cuba y otros países Centro Americanos y su mamá Grietje quien fuera una maravillosa ama de casa. Tuvieron 3 hijos: Klaas, Hannie y Jan Willen. Nos cuenta de su pequeña ciudad de Heemstede, Holanda donde hay un hermoso y helado río con sus clásicos molinos de viento y castillos medievales del siglo XII, con sus calles estrechas que guardan el mismo tipo de construcción de hace siglos..
Jan Willen Bonsama inició la carrera de leyes en la universidad de Groningen y se salió sin haberla terminada porque tenía que trabajar. Su padre lo puso a laborar en su industria y a los 25 años emigró a Canadá. Tuvo varios trabajos y a los 29 años, en marzo de 1974 llegó a la Ciudad de México donde entró a dar clases como profesor de inglés en la escuela Interlingua de la Zona Rosa.
Conoció a Irma Abdó y contrajeron nupcias en Azcapotzalco y se fueron a vivir a la ciudad de Vancouver durante un tiempo. Nos describe a ese lugar de sólo 600 mil habitantes, como una de las cinco ciudades con mejor calidad de vida del mundo. A pesar de que Vancouver es la ciudad que tiene la más templada temperatura de Canadá, Irma no aguantó el poco frio que le tocó en Canadá y quería regresar a vivir a México. Jan dejó el trabajo donde comerciaban vendiendo artículos musicales de segunda mano, en especial él se encargaba de los pianos donde tuvo mucho éxito.
Su esposa estaba embarazada de su única hija que se llama Greta. Irma no quería tener a su bebé en Canadá e insistió en salirse en contra de la opinión de su doctor, así que a los 8 meses de embarazo, juntos tomaron el avión hacia México sin que emigración se diera cuenta de su estado y ya a bordo del avión, el personal de Aeroméxico la ayudó en el vuelo hasta la ciudad de México.
La prima de Irma trabajaba en una fábrica de plásticos donde se confeccionaban todo tipo de manteles y cortinas para baño y para vestidores comerciales. El esposo de su prima le dio trabajo vendiendo cortinas, manteles, individuales y bosas de plástico por todos los comercios del centro de la Ciudad de México. Se metía a la lagunilla y sin saber español, vendió miles de pesos de la mercancía del primo de Irma. Comenta que su mejor cliente era Superama de Aurrera, quienes estaban encantados con las hermosas edecanes que llevaba para publicitar sus productos.
El esposo de la prima de Irma se llamaba José Méndez y era un hombre que se robó las patentes de las bolsas y de los plásticos y fue así como el pariente de su esposa se hizo millonario. Hoy en día el tipo se fue a la quiebra, la Secretaría de Hacienda y los acreedores lo persiguen por todo México, pero mientras trabajaba en su empresa, no lo quería dejar ir, porque era mejor vendedor y más honrado que cualquiera de los demás. Pero al final su exprimo político perdió todo y hasta le quitaron su auto Chevrolet último modelo.
Jan dejó de trabajar con el quiebre de la fábrica y de ahí se fue a un consorcio de exportación, el que promovía las industrias mexicanas ECEMEX, principalmente la venta de la compañía Nacional de Cobre que estaba en la colonia Vallejo. Vendía tubería de cobre para condensadores y los ingenios por todo Estados Unidos y otras partes de Sud América.
Un día en que se dirigía a la empresa en la colonia Polanco, se encontró en el elevador a un señor alto y fuerte, que resultó ser holandés al igual que Jan. El nuevo amigo lo invitó al siguiente piso donde tenía sus oficinas y le ofreció a Jan que trabajara con ellos.
Inició en la compra y venta de Recipientes de Productos Petroquímicos Líquidos; estos recipientes para almacenamiento eran de varios tamaños que exportaban por todo el continente americano. Él se encargaba de vender y dirigir a los demás trabajadores en la Ciudad de México. Nos cuenta que sus paisanos, los empresarios eran muy trabajadores, pero se aprovechaban de sus proveedores y personal con trampas y revendían a precios muy caros. Después lo enviaron como representante a Bogotá, Colombia. Decidió dejar la empresa y comenzó a laborar por su cuenta. Cuando logró hacerse de un pequeño capital, en 1980 se regresó a México a vivir con Irma, su mujer y con su hija Greta.
Representó a varias compañías y se ufana de haber salido bien de todos sus trabajos. En 2006 llegaron a vivir a Cuernavaca a la Colonia Tlaltenango. El 13 de junio de 2016, su esposa Irma, falleció de un ataque fulminante al corazón. Su hija Greta es especialista en Sistemas Computacionales y trabaja por su cuenta.
Jan fue muy amigo de Bob Aarón y se reunía con él y un grupo de estadunidenses que de lunes a sábado se sentaban a tomar el café en el restaurante La Universal durante todas las mañanas a contarse lo que cada uno había logrado en su vida. Entre ellos estaban Tommy Miller, su amigo Stanley de Amacuzac, la señora Carmen Marín que alegraba la tertulia, también iba Darrel Bohlsen, Daun Hawsen, Saúl Calderón, Brian Howard, Adian Gurt y varios más. Nos cuenta que ese era el único lugar donde se reunían los únicos estadunidenses que había en Cuernavaca, “pues ya no hay turismo extranjero en el resto de la ciudad”.
Jan es conocido por su bonhomía y la defensa que junto con casi todo los de la colonia, hacen en beneficio de todos los vecinos, como un problema que tienen en la colonia Tlaltenango con una constructora que quiere edificar dos edificios de más de 8 pisos en una área en que siempre falta el agua, que va a destruir el paisaje de Cuernavaca y que serán construidos contra la ley, ya que ésta dice que está prohibido construir edificios de más de tres pisos. Señala que el pasado Ayuntamiento de Cuernavaca ya les entregó el uso de suelo y que van a pedir audiencia con el nuevo presidente, Antonio Villalobos y con el Gobernador Cuauhtémoc Blanco, para evitar que se destruya la vialidad, que falte el agua y en especial el que no haya seguridad en la colonia.
Ahora trabaja un poco en su casa, se toma un café con los amigos y sigue repartiendo sonrisas por toda Cuernavaca.
