Nació el 4 de abril de 1938 en Apaxtla de Castrejón, Guerrero. Sus padres fueron Rubén Brito Santana de origen español y su mamá, Jovita Román Castañeda de origen Azteca del Estado de Guerrero. Heliodoro Brito Román aprendió el español a los 7 años, ha sido ajedrecista, deportista, poeta, orador y licenciado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM.

Llegó a Cuernavaca el 1º. de enero de 1945 y vivió en el sótano de la casa número 14 de la calle Galeana, donde estaba una panadería. Dicha construcción aún existe, pero está completamente abandonada. Su primer trabajo fue el de vender paletas por el centro de Cuernavaca, en especial frente al Hotel Hernán Cortés, hoy el IMSS clínica 20, en el Hotel Papagayo, hoy H. Ayuntamiento y en  el Hotel Chulavista, al final de la calle H. Preciado.

Tuvo que aprender a hablar español, porque en su casa sólo se hablaba mexica. En ese tiempo también vendía los periódicos El Informador y La Voz. Fue cuidador de autos en el centro, donde estaba el Hotel Marik, la Arena Fray Nano y el Salón de Fiestas “Ofelia”, donde desde la puerta escuchaba la música de los tríos y los sones cubanos. A las dos de la mañana se iba a su casa con su mamá y su hermano Pastor Brito quien era promotor y a Pepe Gutiérrez lo ayudó a iniciar la Hora del Pueblo en la Plaza de Armas.

 

Heliodoro cargó canastas en el mercado Benito Juárez, vendía paletas por el centro. Trabajó en los cines: Ocampo, Alameda y Morelos, ofreciendo sus paletas en un cajón lleno de toda clase de golosinas. Entró a trabajar de “Chícharo” a la peluquería El Rizo de Oro, con el maestro Rufino Martínez Rosas, quien le brindó todo su apoyo. En ese lugar aprendió a jugar ajedrez, el famoso “Juego-ciencia”. Entre los clientes llegaba el General Cobián, entonces jefe de la 24 Zona Militar del Estado de Morelos.

En una ocasión el General Cobián le pidió que le trajera  el periódico Excélsior. “Te dije que el Excélsior y me traes el Novedades”,  le reclamó el General. “es que no se leer y ese es el que me  dieron”, contestó el chamaco. “¿Cómo que no sabes leer? Mañana vengo por ti para meterte a la primaria” y así, el general Cobián lo llevó a la escuela Benito Juárez, donde ya lo había inscrito.

Helio terminó la primaria en sólo dos años y obtuvo su pase a la secundaria federal No. 5 que después fue la Froilán Parroquín García. Era un estudiante muy avanzado. Así mismo fue nombrado Presidente de la Sociedad de Alumnos de la Secundaria y miembro de la Escolta. En la primaria obtuvo los primeros lugares como orador y declamador. En el deporte, sobresalió en futbol y en volibol. En la secundaria fue corredor de medio fondo en carreras y en atletismo obtuvo los primeros lugares. Fue reconocido por la Secretaria de Educación Pública.

Su esposa es Juliana Casales Díaz y tiene 3 hijos: Elena, quien es campeona de oratoria y Doctora en Derecho. Juliana es Bióloga Química, con un Doctorado en Ciencias. Trabajó para  la Suprema Corte de Justicia, es Laboratorista del IMSS y de varios otros laboratorios. Y su hijo Helio, campeón nacional de oratoria, es hijo de Teresita Cantú. 

Afecto al arte musical, nos explica que tiene la firme convicción de que la música es la expresión más profunda del ser humano. Admira a los más notables músicos del mundo. Concluye la entrevista con una frase filosófica de su inspiración: “El Arte es la expresión más transparente, mediante la cual la humanidad podrá conquistar la verdadera paz universal”.

Desempeñó cargos en el gobierno estatal, en el municipal y en el judicial al ser nombrado Actuario, Ministerio Público, Director de Cultura del H. Ayuntamiento con Porfirio Flores Ayala, impulsando la cultura en todos sus niveles. Obtuvo varios premios como orador. Sus estudios de Leyes los cursó en la Facultad de Derecho de la UAEM. Mientras estudiaba no dejaba de trabajar en la peluquería. Nos cuenta que en El Rizo de Oro se puso a jugar con el General Joaquín Araiza, a quien sin saber que era el campeón de ajedrez a nivel nacional, le ganó esa partida. Fue tres veces campeón del estado, obtuvo el “Master Nacional”, jugando algunas veces el ajedrez “a la ciega”.

Los clientes iban más seguido a la peluquería para verlo jugar o para ser el próximo en retarlo aunque perdiera. Esa ocasión Heliodoro se dejó ganar y el contrario recogió las piezas y las volvió a poner en su lugar. “Si te dejas ganar ya no regreso a jugar contigo, porque si vengo es para aprender las jugadas y divertirme, pero si pierdo adrede, ya no tengo a que venir. Entonces el dueño de la peluquería hasta lo regaño por haberse dejado ganar por el cliente.

Durante el gobierno del Presidente Adolfo López Mateos, por conducto del Rector de la universidad, Felix Frías, se convocó a un Concurso Nacional Poético Universitario, obteniendo el primer lugar con un poema llamado “Himno a la Universidad de Morelos”. El gobernador Emilio Riva Palacio y un representante del Presidente López Mateos, le entregaron La Rosa de Oro y un premio en efectivo que le sirvió para comprar su primer carro. En ese evento designó a su mamá La Reina de los Juegos Florales a Nivel Nacional, siendo coronada en la Biblioteca Central.

Comenzó a litigar a los tres meses de iniciada su carrera de abogado. Estableció su despacho en el Pasaje Caballero Díaz. Los primeros seis meses de renta los pagó un gran amigo que jamás olvidará: el licenciado Teodoro Lavín González, con tan buena suerte que aún siguió litigando como abogado en Derecho en el mismo despacho. Durante su carrera de abogado, su especialidad es el profundo conocimiento de la Leyes Agrarias y la defensa de los campesinos, aunque nunca dejó de seguir estudiando. 

Destacó como alumno cumplido, reconocido deportista, gran orador, poeta y ajedrecista, obteniendo primeros lugares en esas actividades. Por falta de tiempo, se retiró del ajedrez para dedicarse a la actividad poética y literaria en todas sus modalidades, creando poesía. Era tan aficionado a ella que cada vez que le pedíamos una poesía nos recitaba una de su propia inspiración. Le interesaba la literatura contemporánea, semejante a la que han escrito Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Jaime Sabines; incluyendo la maestría e inquietud literaria de Jaime Torres Bodet. Helio siempre ha sido un amante y gran conocedor de la literatura Universal.

Después de haberse recibido como Licenciado en Derecho, fue maestro de literatura, de historia y de derecho penal hasta su jubilación. En la actualidad está estudiando el Doctorado. Heliodoro Brito Román, quien supo llegar a la cima por propios méritos, es un ejemplo para los morelenses, por su amplia cultura y el amor a su terruño que es Cuernavaca.

El licenciado Heliodoro Brito, en su despacho.

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