La tensión comercial generada por la administración del presidente estadounidense Donald Trump ha comenzado a afectar las operaciones de varias empresas surcoreanas en México. Ante la amenaza de que Estados Unidos imponga aranceles recíprocos a los productos provenientes de México, empresas de origen surcoreano están considerando seriamente la opción de reubicar parte de sus operaciones a Estados Unidos.
El presidente interino de Corea del Sur, Choi Sang-mok, ha expresado su preocupación respecto a las políticas comerciales de Trump, particularmente el enfoque America First, que prioriza la reubicación de manufacturas en territorio estadounidense y busca proteger los empleos en Estados Unidos.
Entre las empresas más afectadas se encuentran gigantes tecnológicos como Samsung y LG, que ya están evaluando trasladar parte de su producción desde México hacia Estados Unidos. De acuerdo con fuentes cercanas a las compañías, Samsung podría reubicar su planta de secadoras de ropa, actualmente ubicada en Querétaro, a Carolina del Sur. Por otro lado, LG estaría considerando mover la producción de televisores y refrigeradores que actualmente se fabrican en las plantas mexicanas hacia el estado de Tennessee, en el sureste de Estados Unidos.
Este posible desplazamiento de manufacturas responde directamente a la creciente incertidumbre en las cadenas de suministro globales que han generado los aranceles impuestos por la administración de Trump, los cuales, en muchos casos, afectan directamente a los productos fabricados en México. Las empresas surcoreanas temen que la presencia de estos aranceles reduzcan su presencia en el mercado estadounidense, un gran objetivo económico para cualquier empresa.
En este contexto, el gobierno surcoreano ha intensificado sus esfuerzos para buscar alternativas que mitiguen los efectos de los aranceles y reduzcan la tensión en sus relaciones comerciales con Estados Unidos. Funcionarios surcoreanos han sostenido varias reuniones con representantes del gobierno estadounidense para tratar de llegar a un acuerdo que permita mantener las inversiones de empresas surcoreanas en México sin enfrentar tarifas adicionales en las exportaciones hacia los Estados Unidos.
Por otro lado, el gobierno mexicano también ha manifestado su preocupación por las posibles consecuencias de esta reubicación, ya que la presencia de empresas extranjeras en México ha sido clave en el desarrollo económico del país, sobre todo en términos de empleo y transferencia de tecnología.
De acuerdo con analistas, la reubicación de estas plantas podría significar una pérdida de competitividad para México, especialmente en el sector manufacturero, que ha sido uno de los motores de la economía mexicana. No obstante, aún se espera que tanto México como Corea del Sur continúen trabajando para asegurar que las operaciones de estas empresas no se vean gravemente afectadas.