Desde que tengo uso de razón, el grito más popular que se escucha en un estadio es el de: “árbitro ratero”. Tampoco es raro que un coro celestial de miles de personas cante al unísono, refiriéndose al Nazareno: “ratero, ratero, ratero”. Incluso se llega a festejar hasta la hilaridad cuando un niño tiene la “ocurrencia” de hacer lo propio.

Sin embargo, en “la cadena alimenticia balompédica”, al menos en nuestro país, son múltiples los casos en que: futbolistas, directivos y hasta periodistas han pisado: chirona, el bote, la cárcel, el presidio, el penal, la penitenciaría o el reclusorio, como ustedes, estimados lectores, prefieran llamarle: Pero hasta el momento de escribir estas líneas, no se sabe de algún colegiado que haya estado inmerso en esos menesteres ¡Qué curioso! ¿No?

Este preámbulo viene a cuenta por los escándalos en que, recientemente, se han visto involucrados algunos miembros de la gran familia del futbol, pertenecientes al “cártel de pantalón largo”. Sin que se les haya probado delito alguno hasta el momento y al grito de que: “cuando el río suena es que agua lleva”, es que me atrevo a dar mi opinión.

Ha trascendido en los medios que la Unidad de Inteligencia Financiera del SAT y la FGR investigan, por presunta defraudación y evasión fiscal, al líder Cooperativista de Cruz Azul Guillermo Álvarez.

En el mismo orden de ideas, resultó muy extraño el precipitado “cambio de jinete” que se protagonizó en la cúpula del equipo Tigres, cuando Miguel Ángel Garza dejó la presidencia de Sinergia Deportiva “por mutuo acuerdo, por así convenir a ambas partes”, para que entrara al relevo el ingeniero Alejandro Rodríguez.

Y digo que es muy raro por lo repentino del asunto, en donde todo parece indicar que el otrora directivo “se fue por la puerta de atrás”; sin mencionar que, los eternos sembradores de veneno y de rumores mencionan que “hay gato encerrado”

Vaya usted a saber, lo cierto es que el “cambio de jinete” no se realizó públicamente, en conferencia de prensa en donde el ahora desempleado agradeciera la oportunidad de colaborar y se explicaran con claridad los motivos, dando paso a la maledicencia popular.

No ha faltado quien ya lo coloca como directivo en otra institución balompédica, dadas sus capacidades; pero, de resultar cierto todo lo que se rumora, lo dudo mucho.

Por eso, cuando vuelva a sentir ganas de gritar a todo pulmón “árbitro ratero”, le recomiendo… que lo piense dos veces.

 

Eduardo Brizio

ebrizio@hotmail.com

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