La noticia se esparció como reguero de pólvora, tal y como si se tratara, al más puro estilo de Gabriel García Márquez de: “La Crónica de una Muerte Anunciada”, el alto mando caprino decidió cesar al “Jefe” Tomás Boy de la Dirección Técnica del Guadalajara F.C.
El anuncio no pareció tan irracional como extemporáneo; toda vez que el próximo sábado las Chivas visitarán en el Coloso de Santa Úrsula al odiado rival, para protagonizar una edición más del llamado “Clásico de clásicos”. No sé porque me acordé de aquella frase de Facundo Cabral que reza: “A veces yo me pregunto, cuando no hay pan en la mesa ¿Quién fue el que le dio sombrero, al que no tiene cabeza?
El hecho de que se haya nombrado de inmediato al “Flaco” Luis Fernando Tena Garduño como relevo, me parece que resultó mucho más sorpresivo que el despido de Tomás.
Tuve el gusto de conocer a Luis Fernando hace muchos años, en nuestra queridísima Facultad de Medicina Veterinaria de la UNAM, cuando ambos cursábamos la carrera. Sin embargo, él vio truncado su deseo de convertirse en galeno dedicado a salvaguardar la salud de los animales, para dedicarse al futbol, debido a que era muy difícil compaginar ambas actividades. El país perdió a un veterinario; pero, ganó a un estratega de excelencia.
Por eso, puedo dar fe de que, desde aquellos ayeres, ya se podía afirmar que se trataba de: una gente decente, dedicado, comprometido e inteligente, cualidades que le ayudaron más adelante a convertirse en todo un personaje en nuestro querido deporte.
El destino nos permitió en algunas ocasiones  coincidir en el terreno de juego, él desde la zona técnica comandando a su equipo y yo, en el centro de la cancha, impartiendo justicia con la ocarina.
Así, la vida lo llevó a conseguir dos títulos de liga como timonel, palmarés que no muchos entrenadores pueden presumir, y a escribir su nombre con letras de oro en el futbol mexicano al otorgarle el mayor y más resonante triunfo de su historia: la presea dorada en los Juegos Olímpicos Londres 2012.
Llega a la Perla Tapatía con una maleta cargada de experiencia y de ilusiones, acompañado de un cuerpo técnico de gente cuya capacidad y lealtad están fuera de toda duda, para enfrentar el reto de devolverle la grandeza a las Chivas, porque en mi opinión, desafortunadamente, el rebaño sagrado, el campeonísimo, ya no es un equipo grande… es un equipo histórico.

Por : Eduardo Brizio / ebrizio@hotmail.com

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