Portugal ha llevado a cabo un exitoso programa piloto de jornada laboral de cuatro días durante los meses de verano, involucrando a medio centenar de empresas y cerca de 1.000 trabajadores. Los resultados preliminares indican una reducción media del 13,7% en las horas de trabajo, destacando mejoras significativas en la salud mental, la reducción del estrés y la conciliación familiar.
Pedro Gomes, coordinador del programa, enfatiza la flexibilidad de esta iniciativa, subrayando que la "quincena de nueve días" fue una de las fórmulas más utilizadas durante las pruebas. Este modelo implica alternar semanas laborales de cinco y cuatro días, sin necesidad de contratar personal adicional, según Gomes.
El estudio ha revelado una disminución del 21% en los niveles de ansiedad de los participantes y una reducción mensual del 13,7% en la jornada laboral. La "quincena de nueve días" ha permitido a las empresas reducir el tiempo de trabajo sin afectar los salarios de los empleados.
Los primeros resultados también muestran que el 65% de los trabajadores aprovecharon el tiempo libre para pasar más horas con la familia, y un 60% dedicó más tiempo a actividades personales como el deporte o aficiones. La conciliación familiar, el equilibrio entre la vida laboral y personal, así como la mejora en la salud mental, han sido factores clave en la valoración positiva de la iniciativa.
Este experimento portugués sigue la tendencia de otros países, como España, que recientemente llevó a cabo un piloto de jornada laboral de cuatro días en Valencia, con resultados alentadores en términos de reducción de estrés y mejora de la calidad de vida.
Aunque el informe final aún está pendiente, estos resultados preliminares respaldan la viabilidad y los beneficios potenciales de adoptar una jornada laboral más corta, adaptándola a las necesidades específicas de cada empresa.
