Todos los días te miras al espejo: al despertar, al peinarte, al cepillarte los dientes o al salir de casa. Pero lo que ves ahí, esa imagen que crees conocer tan bien, no es la que ven los demás. De hecho, podrías pasar toda tu vida sin ver tu rostro tal y como realmente es.
Suena absurdo, pero es un hecho. El espejo nos muestra una versión invertida de nosotros mismos, y eso tiene efectos más profundos de lo que pensamos, tanto psicológica como perceptivamente.
La imagen invertida que creemos real
El reflejo que vemos en un espejo es una inversión horizontal, es decir, la izquierda se vuelve derecha y viceversa. Pero como estamos tan acostumbrados a vernos así (y no como nos ven los demás), hemos creado un vínculo emocional con esa versión "falsa" de nuestro rostro.
Por eso, cuando vemos una foto nuestra sin editar —como la toma una cámara frontal— muchas personas sienten que “no se ven bien” o que algo se ve “raro”. Esa es, irónicamente, la imagen real que ve el resto del mundo.
Este efecto tiene nombre: efecto de mera exposición, propuesto por el psicólogo Robert Zajonc. Según este principio, tendemos a preferir aquello que nos resulta familiar. Así, al estar más familiarizados con nuestro reflejo que con nuestra imagen real, preferimos la versión espejada de nosotros mismos.
El “choque” con la cámara
Si alguna vez has sentido incomodidad al verte en una videollamada o en una foto que no fue tomada con tu cámara frontal en modo espejo, no estás solo. Ese desajuste entre lo que crees que eres y lo que realmente es, genera una disonancia cognitiva: un pequeño conflicto entre percepción y realidad que el cerebro nota aunque no sepa explicarlo.
Y es aquí donde intervienen elementos más complejos de la percepción y la autoestima: muchos estudios han mostrado que las personas tienden a subestimar su propia apariencia física en comparación con cómo los demás las perciben.
¿Cuál es “tu verdadera cara”?
Depende del punto de vista. Para ti, tu cara es la del espejo. Para el mundo, es la de las fotografías. Y si alguien dibujara tu rostro a partir de tu descripción, probablemente tampoco se parecería a ninguna de las dos. Nuestro rostro es, en cierto sentido, un fenómeno relativo.
Algunos artistas y fotógrafos experimentales han creado retratos "simétricos", en los que duplican el lado izquierdo o derecho del rostro, revelando que ninguna cara es perfectamente equilibrada, y que nuestra apariencia puede variar mucho con un ligero cambio de perspectiva.
Más que un reflejo
Lo que ves no es lo que eres, sino lo que tu cerebro interpreta que eres. Y esa diferencia, por mínima que parezca, puede influir en tu confianza, en cómo te relacionas y hasta en cómo te ves frente a una cámara.
