Mientras en América Latina y otras regiones del mundo las elecciones suelen celebrarse en domingo, en Estados Unidos los comicios tienen lugar un martes, y este 2024, el país se prepara nuevamente para elegir a su presidente entre Kamala Harris y Donald Trump. Este día de elecciones, que se celebra el primer martes después del primer lunes de noviembre, tiene raíces que se remontan al siglo XIX.
La peculiar elección de un martes se debe a razones históricas, religiosas y sociales. En 1845, el Congreso de EE.UU. establecieron esta fecha para asegurar que la jornada electoral no interfiriera con el “día del Señor” ni con las rutinas de la sociedad rural de aquella época. Los domingos estaban destinados a la iglesia y los miércoles a los mercados agrícolas, lo cual dejaba al martes como la opción más conveniente.
Según Steve Israel, exmiembro de la Cámara de Representantes de EE.UU., esta normativa responde a una realidad rural que ha cambiado radicalmente en la actualidad. Durante su tiempo en el Congreso, Israel propuso en varias ocasiones que las elecciones se trasladaran al fin de semana, en un esfuerzo por facilitar la participación de los votantes. "Estados Unidos se ubica por detrás de otros países democráticos en participación", señaló Israel en una entrevista en 2018, una tendencia que se busca revertir en la era digital.
A pesar de los cambios sociales y tecnológicos, EE.UU. mantiene su tradición de votar este martes, un recordatorio de cómo la historia y la religión han dejado huella en la democracia estadounidense.