Un caso alarmante de bullying escolar ha sacudido a la comunidad educativa de Mérida, Yucatán, donde un alumno de 13 años, fue víctima de una violenta paliza perpetrada por al menos 10 de sus compañeros en la Secundaria Técnica No. 54 (anteriormente conocida como Técnica 79).

Los hechos, ocurridos el pasado 12 de septiembre durante actividades por las Fiestas Patrias, iniciaron con una aparente nimiedad –una disputa por turnos en un toro mecánico– y escalaron hasta un ataque coordinado fuera del plantel, dejando al menor con lesiones severas que lo mantienen en recuperación médica y con secuelas psicológicas profundas.

Cronología de los hechos: De una fila a una persecución violenta

Según el testimonio detallado del propio afectado, recopilado por familiares y difundido en medios locales, el incidente comenzó alrededor de las 10:00 horas del 12 de septiembre, en el patio de la secundaria ubicada en la colonia Nueva Alemán, al sur de Mérida. La escuela organizaba una jornada recreativa con motivo del mes patrio, que incluía juegos como un toro mecánico alquilado para la ocasión. Durante la formación de la fila para subir a la atracción, Dylan, estudiante de nuevo ingreso al primer grado de secundaria, se adelantó accidentalmente, lo que generó el enojo inmediato de un grupo de alumnos de grados superiores, presuntamente de segundo y tercer año.

"De repente, empezaron a empujarme y a insultarme porque 'les gané la fila'. Pensé que era broma, pero me jalaron del brazo y me dieron el primer golpe en el estómago", relató el menor a su padre, Jhon Arriaga, en una entrevista concedida el 18 de septiembre.

La agresión inicial se consumó en el salón de clases adyacente, donde al menos cinco compañeros lo rodearon y le propinaron golpes en el abdomen, brazos y rostro, mientras otros alumnos observaban sin intervenir.

Videos caseros difundidos en redes sociales –recopilados por testigos presenciales– muestran al grupo riendo y grabando el acto con sus teléfonos, lo que ha intensificado las demandas de justicia en plataformas como X (anteriormente Twitter), donde el hashtag #JusticiaParaDylan acumula más de 5,000 menciones en las últimas 48 horas.

Dylan logró zafarse y huir del aula, pero la persecución no terminó allí. Alrededor de las 11:30 horas, tras el timbre de salida, los agresores –ahora en número de 10, según el conteo del menor– lo siguieron a pie por tres cuadras hasta el Parque de las Américas, un espacio público a 500 metros de la escuela.

En un rincón apartado del parque, lo acorralaron contra una banca y reanudaron la golpiza: patadas en las costillas, puñetazos en la cabeza y golpes con objetos contundentes como mochilas. "Me tiraron al suelo y no paraban. Sentí que me rompían algo adentro. Solo grité por mi mamá hasta que un señor del parque los corrió", describió el niño en su denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado de Yucatán (FGEY), presentada el 13 de septiembre por sus padres.

El rescate providencial vino de un vecino de 45 años, identificado como José Luis M., quien alertó a la policía municipal vía 911 a las 11:45 horas.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Mérida llegaron cinco minutos después, dispersando al grupo y auxiliando al menor, quien caminó tambaleante hasta una patrulla. Los agresores, todos entre 13 y 15 años, huyeron sin ser detenidos en el momento, aunque la FGEY ha emitido citatorios a siete de ellos, hijos de familias locales sin antecedentes penales conocidos.

Lesiones y estado actual: Recuperación física en curso

El menos fue trasladado de inmediato al Hospital O'Horán, el nosocomio público de mayor capacidad en Mérida, donde un informe médico preliminardetalla contusiones múltiples de grado II en tórax y abdomen, una fractura costal izquierda sin desplazamiento, hematomas en ambas órbitas oculares y laceraciones superficiales en labios y brazos que requirieron seis puntos de sutura.

No se reportan daños neurológicos permanentes, pero el menor presenta signos de conmoción leve, por lo que permanece en observación ambulatoria con analgésicos y antibióticos recetados.

El menor se encuentra en su domicilio en la colonia Vista Alegre, al norte de Mérida, bajo reposo absoluto por recomendación de pediatría.

Su padre, Jhon Arriaga, un mecánico de 38 años, ha solicitado una semana adicional de incapacidad escolar y ha iniciado terapia psicológica para el menor en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Mérida. "Mi hijo no duerme solo, tiene pesadillas donde lo persiguen. Ya no quiere ni ver la escuela. Esto no es solo moretones; le robaron la confianza", declaró Arriaga en un video viral en Facebook, visto por más de 12,000 usuarios en la página de la secundaria.

La familia ha recibido apoyo de la Secretaría de Educación de Yucatán (SEGEY), que cubre los gastos médicos estimados en 15,000 pesos, aunque exigen una investigación interna en la escuela por presunta negligencia de docentes, quienes admitieron estar "distraídos en los festejos".

Reacciones institucionales y sociales

La SEGEY emitió un comunicado oficial el 17 de septiembre, condenando el acto y anunciando la suspensión temporal de actividades recreativas con juegos mecánicos en secundarias públicas hasta nuevo aviso. La directora de la escuela, María Elena López, negó inicialmente que la agresión ocurriera en el plantel –atribuyéndola a "un pleito post-escuela"–, versión desmentida por testigos y videos.

En respuesta, la FGEY abrió una carpeta de investigación por lesiones dolosas en agravio de menor, con posibles agravantes por acoso escolar, conforme al Código Penal de Yucatán (artículo 290).

Dos de los implicados principales han sido canalizados a consejería familiar, mientras que la Procuraduría de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Diffneey) evalúa medidas cautelares.

En redes sociales, el caso ha desatado un debate sobre la violencia escolar en Yucatán, con más de 50 publicaciones en X y Facebook desde el 16 de septiembre, incluyendo llamados de ONGs como el Instituto Yucateco de Emprendedores Sociales (IYES) para fortalecer protocolos antibullying.

"Esto no es un 'juego de niños'; es un crimen que deja cicatrices invisibles. Urge educación en empatía desde primaria", tuiteó la activista local Ana Torres el 18 de septiembre, sumando 2,300 retuits.

Este incidente se suma a una ola de casos similares en México, como la muerte de un menor en Hidalgo por golpiza escolar en 2024, recordando la urgencia de reformas en el marco legal educativo.

Mientras el menor se recupera, su familia y la comunidad exigen no solo justicia, sino prevención: ¿cuántos 'toros mecánicos' más se necesitan para que las escuelas sean refugios, no campos de batalla? La FGEY promete avances en 72 horas.

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