Un día como el de ayer, pero de hace tres años, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el ex gobernador Graco Ramírez Garrido encabezó un gran evento, en el que anunció que el predio de Los Venados, en el corazón de Jiutepec, se convertiría en el parque regional metropolitano. El proyecto fue abandonado antes de que su gobierno terminara y enviado a la congeladora.
El 5 de junio de 2017, el entonces titular del Poder Ejecutivo informó que el predio de ‘Los Venados’, con una superficie de 52 mil metros cuadrados, sería adquirido por el Gobierno, mediante permuta por un terreno de dimensiones similares, ubicado en el municipio de Ayala. El predio en Jiutepec es propiedad de una inmobiliaria, y el día del anunció sus representantes estuvieron presentes y habían aceptado el trato.
En octubre de 2018, a tres meses de que concluyera su administración, el ex alcalde José Manuel Agüero Tovar, reconoció que el proyecto no se llevó a cabo porque hubo problemas en la adquisición del predio en Ayala, el cual presuntamente había sido objeto de invasión y no había condiciones de certeza jurídica para la empresa sobre la propiedad. Como consecuencia, el gobierno estatal nunca recibió los 10 millones de pesos, del presupuesto federal de 2017, que supuestamente serían invertidos en la primera etapa del parque.
La presidenta del Consejo Consultivo Estatal de Desarrollo Sustentable, Carmen Rodríguez de Gante, lamentó que tanto el ex gobernador, como el ex alcalde, hayan utilizado la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente para anunciar un proyecto viciado de origen.
Como se recordará, la inmobiliaria adquirió el predio con la intención de levantar un complejo habitacional, pero debido a que se trata de un área totalmente arbolada con especies de flora y fauna endémicas, tuvo el rechazo de la población.
El Parque Metropolitano ‘Los Venados’ fue uno de los proyectos que se anunciaron con bombo y platillo que no se materializaron, como el del Parque de la Salud, en Xochitepec; el Morebús, en Cuernavaca, las plantas de tratamientos de residuos sólidos en varios municipios, y el banco de donación de órganos y tejidos, denominado “Vida después de la vida”, también en Cuernavaca.