PECADO CAPITAL.

La avaricia es uno de los siete pecados capitales. Lo dice la Iglesia. En la obra de Dante Alighieri, la Divina Comedia, aquellos que incurren en la avaricia quedan destinados por la eternidad al cuarto círculo del Infierno.

Ahí se acumulan las almas de aquellos que acumularon posesiones, van empujando grandes pesos y cuando se encuentran, lanzan injurias unos contra otros.

De acuerdo con la Real Academia Española, la definición de Avaricia es el “afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas”, un significado que bien podría aplicar a algunos políticos morelenses que hoy están en el ojo del huracán.

Y es que una cosa es la “cara bonita” que pretenden mostrar en redes sociales, donde todo es unidad y apoyo, pero por otro lado intentan arrebatarle los espacios de poder a sus propios compañeros con tal de perpetuarse en el ámbito público, con cargo al erario, claro.

Hablamos especificamente del caso de Jonathan Márquez Godínez, líder estatal del PRI en Morelos. Y de su suplente, Víctor Iván Saucedo Tapia, quien también pasa a estar embarrado.

Recordemos que, inicialmente, el líder priísta intentó registrarse como candidato de adscripción indígena -lo que en algún momento también intentó hacer uno de los Terrazas y que por cierto, tampoco le resultó- lo que a todas luces no era sostenible.

Luego, su compañera Gonzala Eleonor Martínez se quedó con la posición plurinominal y el propio Jonathan Márquez se tomó foto con ella cuando le dieron la constancia, pero ahora le quiere bajar el puesto.

No importa que sea avaro, Jonathan desea el puesto cueste lo que cueste. Veremos si lo logra.

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