DE MEMBRETE cuelga el nombramiento de Enrique Utrilla Gutiérrez como director general de Caminos y Puentes Federales (Capufe), pues en sus oficinas prácticamente no se le ve y menos aún en tarea carretera.
El ingeniero sabe de ineficiencias por aquello del incumplido Tren Interurbano México-Toluca, y de contratos chuecos, debería decir algo de Proyectos y Sistemas Informáticos Actica y Aystel Telecomunicaciones.
Y para casos como el bloqueo del Paso Express el domingo y lunes recientes, evidentemente no estuvo, quizá por tratarse de “puente”, por temor al coronavirus o por echarle la bolita a Alfonso Durazo (SSPC).
EL PUNTO es que sobre todo el lunes, miles de conductores y sus familiares se vieron atrapados por un bloqueo ciudadano en la zona de Tabachines, en Cuernavaca, y del director de Capufe o personal, ni sus luces.
No es novedad, desde que en diciembre de 2018 fue ungido como el máximo cobrador gubernamental de casetas de peaje, le ha sacado la vuelta a los problemas más sensibles para los usuarios del sistema carretero.
Utrilla Gutiérrez suele darse a los actos protocolarios de relumbrón, como son los banderazos de arranque de programas campañas de atención en vacaciones, pero poco se ve el mantenimiento de vías.
EN CONTRASTE con la falta de competencia del director de Capufe, que se traduce en su virtual inexistencia, opacidad y malas condiciones de varios tramos carreteros, he aquí una joyita de su falsa personalidad:
“Al tomar posesión de su cargo Utrilla se comprometió a trabajar en forma eficiente y transparente en la administración y mantenimiento de la infraestructura carretera (…) el mejor servicio a millones de usuarios.”
Encima versiones procedentes de las mismas oficinas de Capufe en Cuernavaca indican que lo que mejor se les da es la práctica de yoga gracias a la machuchona de Administración, Guadalupe Cano Herrera.
SI LA corrupción que ataca el presidente López Obrador significa el perjuicio de millones de pesos, equivaldría al costo de la ineficiencia que encubren posiciones como las de Capufe para el perjuicio social.
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Por E. Zapata