Ayer fue un día importante para Morena y para la oposición (todos los partidos que están en la lucha incluidos) por las elecciones que se realizaron en Coahuila y Estado de México.

Hay que recordar que en el caso del Estado de México, era el último gran bastión del PRI en el país. Edomex era uno de los pocos estados que había resistido la marea morenista que arrasó desde el 2018 cuando Andrés Manuel López Obrador se hizo de la silla presidencial.

Cuando cerraron las casillas, ambas candidatas fuertes, Delfina Gómez, de Morena; y Alejandra del Moral, por la coalición de PRI, PAN y PRD, salieron a declararse ganadoras, aunque Del Moral fue más recatada al afirmar que iban a esperar que avanzara más el conteo.

Las proyecciones daban una clara ventaja a la morenista, quien al final confirmó la victoria en el Estado de México del proyecto de la 4T y la alternancia en una entidad que por décadas le fue fiel al PRI.

La propia Alejandra del Moral, horas más tarde, salió a reconocer su derrota, ya que el conteo rápido le daba un porcentaje de entre 43 y 45 por ciento de los votos, contra el 52 a 54 por ciento de Delfina.

En el caso de Coahuila, el panorama de Morena es totalmente diferente. Manolo Jiménez, candidato de la alianza PAN, PRI, PRD, tenía una ventaja preliminar del 56.7 por ciento de los votos, mientras que el abanderado de Morena, Armando Guadiana, se quedaba sólo con el 21 por ciento.

Para el análisis quedará, para ambas fuerzas políticas, las causas de sus victorias y derrotas en estos estados. ¿Qué fue lo que falló? ¿La estrategia? ¿La alianza o la falta de ella? ¿El candidato o candidata? Sin duda, este es un buen ejercicio para el 2024.

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