DICEN, LOS que dicen que saben, que el Ayuntamiento de Cuernavaca emprenderá acciones para recuperar espacios públicos que son de su propiedad, pero que están en “administración” del gobierno estatal.
En esa intención, es probable que haya disputa por la Plaza de Armas Emiliano Zapata Salazar, que se sabía estaba bajo el manejo de las autoridades municipales, pero en el sexenio pasado la tomó el estatal.
Sea quien sea que la tenga en responsabilidad, tiene el reto latente de evitar que se vuelva un tianguis sin orden alguno, como se prevé sea en pocos días con motivo de los festejos de fin de año y de año nuevo.
POR CIERTO, ojalá no vaya a cundir en Morelos la idea de lo que en otras palabras sería legalizar el ambulantaje en la Ciudad de México, porque entonces realmente no habría contención a ese fenómeno.
Verán: la diputada cdmexiquense María Rosete (PES) pretende que el Congreso de la CDMX regularice el trabajo informal reconociendo a los “trabajadores en el espacio público”, con derechos, deberes y sanciones.
Tanto allá como acá ya se estaría viendo un auténtico ejército de informales que representaría una competencia desleal para el formal o establecido, el que paga renta, electricidad, tributa casi por todo y más.
EN ESA misma dinámica del ambulantaje y los eternos intentos de evitarlo o regularizarlo, hay que echarse una asomada a la avenida Plan de Ayala, justo frente a la entrada del hospital del IMSS Cuernavaca.
Poco a poco, en labor tipo hormiga, el ambulantaje ya empezó a poner una patita en el lugar, luego de que personal del ayuntamiento y de policía en el sector habían limpiado las banquetas al tránsito peatonal.
Ya sea en mesitas de tijera, con canastas en brazo o charolas al hombro, los ambulantes expenden tortas, gelatinas, churros, fruta y otros productos, como preámbulo de una nueva etapa al ambulantaje.
Y SI algún despistado preguntara qué beneficio da el ambulantaje a las tesorerías municipales de aquí y allá, es probable que encuentre que los permisos son escasos y los ingresos por ello son inexistentes o mínimos.
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