HAY DOS hechos, uno estatal y el otro nacional, que guardan un cierto parentesco acerca de la administración de la justicia; uno consumado y otro en proceso de resolución, ambos en la Suprema Corte de Justicia. 

Se trata de dos dictámenes aprobados, uno en el congreso estatal de Morelos y otro en el de la Unión, que han puesto en alerta sobre la probable salida de ahí de auténticas amenazas para el orden nacional. 

Uno: el Congreso de Morelos había decidido, por intereses de grupo, que su mayoría calificada era de 13 y no 14 de 20 votos; otro: que el presidente de la Suprema Corte amplíe de cuatro a seis años su gestión. 

DEL CASO morelense, el jueves 22 la Suprema Corte dio “palo” a los diputados que se habían arrogado el derecho a doblar los principios legales, en una disputa de intereses extra legislativos de oportunidad. 

El fundamento para cambiar la ley fue un ajuste aritmético, del tipo cuando en la tienda dicen que las fracciones de centavos suben a pesos contra el cliente. Así aprobaron luego 50 reformas y 100 dictámenes. 

El burdo argumento fue reprobado por los magistrados federales por ser inconstitucional y ordenaron a los diputados locales que no le jueguen al vivo: la mayoría calificada es de 14 o más de los 20 votos. 

EL ASUNTO federal es, con mucho, más delicado, porque se trata de la probabilidad de que prácticamente cualquier encargo de gobierno o de representación popular pueda extenderse tanto como quieran los interesados.

El senador Raúl Bolaños-Cacho (PVEM) argumentó que la pandemia de COVID ha retrasado la reforma general el Poder Judicial, por ello el presidente Arturo Zaldívar debe estar no cuatro sino seis años en el cargo.  

Burdo también este argumento, dio paso a la aprobación en la Cámara baja y ahora está a punto de ser resuelto en la misma Suprema Corte ante un recurso de inconstitucionalidad. Obvios los interese facciosos. 

EL FRENO que le puso la Suprema Corte al agandalle morelense hace difícil que se reintente uno nuevo; la probabilidad de que falle el recurso contra la “reelección chiquita” en la Corte es muy peligroso.

E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1

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