Con alto grado de contagio mortal, las instituciones de salud se ven saturadas, sea para citas médicas o para recoger medicinas, pero no han sido surtidas y los pacientes tienen que regresar otro y otro día con el gasto que les representa, la gente se amontona en un pasillo sin ventilación, con ventanas cerradas con plástico porque al lado está el área de pacientes graves de COVID, la gente se queja, no es escuchada; “¡el sistema no lo permite, quéjese con el director… el que sigue”, se pelean con el de la ventanilla, pero es que se recortó la asignación al sector salud a menos de la mitad, y en consecuencia se agotan las medicinas hasta en las farmacias.  

Las universidades retiran a sus practicantes hasta que haya condiciones adecuadas, pero no llegan. Obrador había dicho que no pasaba nada, que se dieran abrazos y besos, que salieran a la calle, que fueran a los restaurantes y Gatell que “no era más grave que una gripa”…muchos se quedaron con esa idea, hoy, la pandemia repunta a niveles de sospecha porque al gobierno “le cayó como anillo al dedo”, y “remata” con una estrategia criminal. 

Frente a los hospitales, las insuficientes ambulancias esperan que alguien fallezca para que les reciban al nuevo contagiado; surgen robos de camiones con tanques de oxígeno, sube su precio, la gente muere en sus domicilios, proliferan las sucursales funerarias, y los crematorios hasta en zonas residenciales donde los cadáveres están en espera de días. Es de reconocer de manera incuestionable la labor de aquellos médicos y personal de la salud, verdaderos héroes que siguen arriesgando su vida a pesar de muchas pérdidas. 

Y el más castigado es el pueblo -que tanto dice apoyar Obrador- que requiere necesariamente de estos servicios, porque pocos pueden pagar medicamentos y hospitales privados hasta perder su patrimonio. 

Las estadísticas oficiales indican que a nivel mundial muere el 5% de los contagiados por COVID; México es el único con más del 10% -es el segundo en porcentaje de muertes por habitantes solo después del Perú;-y en Morelos cerca del 15 %, y no es para espantar pero tampoco es para callar. 

Con todo, el gobierno dice vacunará a los “Adultos Mayores” pero solo a quienes estén en ese programa, aunque son los menos los que están inscritos. Cuando Ebrard declara “misión cumplida” renuncia la encargada del Programa Nacional de Vacunación por no haber vacunas suficientes -ni para los trabajadores de la salud- cuando en otros países ya vacunaron a docenas de millones. Las ridículas cantidades que han llegado, no fueron compradas, se dice –y bien- que fueron donadas por Trump –razón por la que Obrador no reconocía el triunfo de Biden- pero esos dos paquetitos con unos cuantos miles de vacunas enviados a México por paquetería, fueron recibidos con jactancia por el propio secretario de Relaciones Exteriores y para colmo, en Morelos,  se reportan robos de vacunas en instituciones de gobierno, hay datos fidedignos de particulares que ya fueron vacunados. 

Obrador pidió a la OMS que donara a México las vacunas que se requieren -del programa de ayuda emergente a países pobres- pero le fueron negadas. Para ayudar, algunos gobernadores expresan comprar las vacunas y anteayer jueves el gobierno federal –Gatell- les indica no hacerlo por ser responsabilidad del gobierno federal. Ayer viernes Obrador, al reconocer que no pueden con el paquete, declara que si los autoriza, lo mismo que a empresas, aunque está en duda puedan lograrlo por contratos anticipados con gobiernos centrales. Y como si nada pasara, los mega-multimillonarios-proyectos inútiles avanzan día y noche a marchas forzadas; un tren depredador que de nada servirá; un aeropuerto fuera de requerimientos técnicos; una refinería, cuando las seis que existen producen el veinticinco por ciento de la capacidad total, y cuando el petróleo es sustituido por energías limpias.  

Quienes vemos más allá de este tiempo de despilfarro, de mentiras, de promesas incumplidas, de irresponsabilidad, de acusaciones y pretextos, quienes tenemos un poco de visión del negro futuro que se avecina, no solo en salud, también en lo económico, en lo social, y por ende en seguridad, no podemos cerrar los ojos, taparnos los oídos y enmudecer. 

Los mexicanos podemos restar el poder absoluto que ostenta un ejecutivo autoritario, y será con las elecciones de julio, de no ser así, ya no habrá marcha atrás, porque con otra mayoría en la Cámara de Diputados, este gobierno irá más allá de lo ya hecho hasta cambiar o seguir modificando la Constitución a su modo y conveniencia; de no lograr esa mayoría y pretextando una crisis, podría llevar a Obrador a gobernar “por decreto” –léase dictadura- crear leyes arbitrariamente, cancelar la Revocación de Mandato, todo, sin la aprobación de los legisladores, lo que puede derivar en caos nacional. En tanto; las protestas, las inconformidades, la inseguridad, la toma de oficinas, de plazas, de carreteras se multiplica en todo el país.

Este 2021 es el año de los ciudadanos, es tiempo de ideas no de ideologías castrantes; tampoco son tiempos de tal o cual partido, ni de liberalismo; ni de socialismo-populismo que en la práctica son lo mismo, aunque para colmo, estos últimos que hoy desgobiernan México son la viva imagen del fracaso, de pobreza, de hambre en países donde se implanta. 

Por salir de guatemala nos metieron en gautepeor, seguir votando con odio, resentimiento, ignorancia y soberbia, llevará al país, ahora sí, al desastre.

P. D. Hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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