1.
Vistas como sinónimos de identidad, muchas de las exposiciones que montan los museos adquieren, en el marco de la globalización un valor especial. ¿Por qué? Porque se asocian con la belleza y la cosmovisión de las naciones. Con su mejor cara.
Esa es la razón de que a quienes les toca poner en práctica la llamada diplomacia cultural les toque lo mejor de las relaciones entre los países. Hay quienes dicen que “el poder suave” es una oportunidad única de resignificación de lo propio, en el espejo de la otredad.
De un estudio coordinado por el Doctor en Ciencia Política César Villanueva, publicado por la Universidad Iberoamericana, titulado “La imagen del México en el mundo 2006-2015”, a partir del análisis de más de un millón de piezas de informativas, se entiende que México se puede resumir como un conglomerado de paradojas divididas en tres escenarios contrastantes:
a.- En 1994 la Integración Comercial versus la desigualdad histórica; b.- En el año 2000 la transición hacia la democracia versus el estancamiento económico y c.- En 2012 las Reformas Estructurales versus la corrupción y la violencia generada por múltiples razones, entre ellas, la lucha por el control económico entre narcotraficantes.
2.
Después de la 4T ―-cuyo signo es la deconstrucción de modus operandi establecidos por regímenes anteriores―, nacerá una nueva imagen del país. Además de los asuntos de orden social y económico estarán presentes los culturales.
Entre ellos “los héroes que nos dieron patria”, como ha venido siendo desde hace mucho tiempo; la Escuela Mexicana de Pintura con Frida Kahlo a la cabeza y el colorido y festivo folklor local, que incluye el arte popular.
Ojalá que quienes se encarguen de proyectar nuestra cultura en el mundo se cuiden de no repetir estereotipos, ojalá que logren proyectar lo más significativo de nuestra enorme y variada riqueza cultural, como lo hacen los grandes artistas.
3.
En los museos adscritos a la Secretaría de Turismo y Cultura buscamos la mirada del mundo en función de una anftrionía que distingue a los morelenses de tiempo atrás. Durante la primera mitad del siglo XX vivieron en CUERNAVACA reconocidos artistas extranjeros y algunos de ellos escribieron sobre la influencia que lo mexicano tuvo en sus vidas y obras. La manera de vivir de Robert Brady, manifiesta en su el museo que lleva su nombre en el centro de la ciudad, es un notable ejemplo de cómo lo mexicano puede llegar a ser esencia y motivo de vida.   
Recientemente varios de los libros escritos por Don José Iturriaga de la Fuente,  dan cuenta de las miradas extranjeras sobre nuestro país. En sus textos el folklor mexicano se hace presente con diferentes matices, hay quienes lo asumen con ojos maravillados y y hay quienes lo hacen con ojos hambrientos.  
4.
Sirvan estas reflexiones de base para pensar la muestra del pintor húngaro Vilmos Szöts, colgada desde el viernes pasado en la sala Siqueiros del Jardín Borda porque en su pintura está presente México, país en el que vivió largas temporadas.
Nacido en la región de Transilvania, Szöts fue el creador de un cuerpo de obra que muestra claramente la historia del imperio austro-húngaro. En su obra aparecen personajes mitológicos e históricos trazados con un estilo personal y alegre integrado por formas y colores expresionistas. Pero lo que hoy queremos destacar es la declarada influencia de los colores propios del folklor mexicano en sus paisajes y motivos decorativos.
La obra estará expuesta en la Sala Siqueiros del Jardín Borda hasta el 27 de octubre. Por favor querido lector, dése cuenta de cómo las relaciones entre países se dan antes que nada en el alma de la gente. FIN.

María helena gonzález
helenagonzalezcultura@gmail.com

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