El video arbitraje, mejor conocido como el VAR, por sus siglas en inglés, ha sido criticado por la gran familia del futbol debido a que no se ha comprendido cabalmente cómo es que funciona y cuáles son sus alcances.

El primer gran problema con el que se ha topado es con la creencia popular de que la tecnología en nuestro querido deporte funciona igual que en otras disciplinas, especialmente el futbol americano.

Todavía escucho a muchísimas personas clamar a los cuatro vientos que “el VAR debería de entrar en acción a petición del entrenador de alguno de los equipos, cada vez que estos se sientan perjudicados por una decisión arbitral”, no suena mal, el problema es que la FIFA no lo tiene considerado así.

El segundo gran inconveniente es la ignorancia de la que gozan muchos líderes de opinión, quienes no han entendido del todo de qué se trata y cuando no se procede de la manera en que su propia lógica, que no la del VAR, lo dicta, se llaman engañados y confundidos, lo que provoca que no tengan la capacidad de orientar al respetable.

Debemos entender que el VAR no es un “detector de faltas”, que los silbantes “no arbitrarán los partidos con la imagen televisiva” y que la tecnología se aplicará en aquellas situaciones en donde exista un error claro y obvio por parte del juez.

El lema del VAR es: “Mínima interferencia; máximo beneficio”; de modo que, los encuentros se dirigirán de la misma manera en que se acostumbra y las jugadas en que intervenga la tecnología, tal y como su lema lo indica ¡Serán mínimas!

Siempre he pensado que el árbitro con sus aciertos y errores “humaniza” el juego. Así, el VAR no deshumanizará el futbol; toda vez que, la polémica seguirá presente y la revisión televisiva simplemente actuará como una herramienta más para minimizar los yerros graves en los que pudiera incurrir el jueceo.

Igualmente debemos de comprender que se está viviendo “la curva de aprendizaje” y solamente será a través del ensayo, del acierto y del error, que de a poco se habrá de mejorar, hasta que el novedoso sistema termine por funcionar como lo requiere el balompié. De cualquier manera, con VAR o sin VAR, los nazarenos seguirán siendo las verdaderas estrellas del futbol.

La madre de todas las polémicas radicará en seleccionar cuáles son las jugadas que sí se revisan y cuáles las que no. Habrá acciones que unánimemente serán consideradas como un error claro y obvio del silbante, gozando de la aprobación popular para ser consultadas; pero existirán muchas otras que no. Todo esto sin mencionar las pasiones partidistas que suelen nublar la razón.

Si la jugada es dudosa, no se debe de revisar. Si la jugada es polémica, prevalecerá el juicio original del árbitro. Solamente se deben someter al VAR… los errores flagrantes del árbitro.

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