La soberbia a caballo fue, pero volvió descalza y a pie.
Viejo jinete anónimo.

EN VERDAD la senadora Lucía Virginia Meza Guzmán no canta mal las rancheras.

Y si lo hiciera con traje charro, luciría mejor, hasta con pistola, que no la desconoce.

Más aún, no desconoce la monta, pues en lo político ha demostrado que sabe en qué momento cambiar de caballo… o alternar.

Ya no son aquellos tiempos de diputada local en que cabalgaba con estandarte perredista al trote del gobernador Graco Ramírez, ni de cuando en el karaoke de Temix Ranch entonaba dos-tres de su no ronco pecho.

“La otra cara” de Lucia Meza guarda también de su no ronco pecho la historia de cuando por aclamación popular ganó el mote de “Lady Pistolas”, tras coprotagonizar un altercado en tránsito por el estado de Tlaxcala en 2016.

Detenido el vehículo en que transitaba y encontrada un arma de fuego en su interior, la licenciada no hizo gala de su nivel en Administración Pública, ni de sus estudios en Ciencias Políticas y Sociales:

“Me estoy identificando, ¿por qué me detienes? ¿de qué me acusas? Soy diputada federal. Cuál es el (inaudible), cabrón; dime por qué me estás deteniendo. Yo soy la autoridad”, le recetó a un uniformado.

Y remató: “No, déjalo, se siente porque trae una pinche pistolita y una pinche licencia? Se siente muy cabrón ¿no? Te sientes muy cabrón ¿no? Tienes la pura pistolita, güey. Te sientes muy chingón, con muchos huevos, porque tienes una pistolita ¿no?”.

EN ESTAMPIDA  A MORENA
En los senderos de la política, Lucy Meza afinó el sentido para rodear o brincar cualquier circunstancia que obstruyera el proyecto de enfilar hacia el Palacio de Gobierno… y no ceja en el empeño.

Con la elección de 2018 en la mira y con “el junior” a las riendas de su partido, Meza Guzmán leyó que, como muchos perredistas, era hora de emprender la estampida y de montarse en Morena.

Vista la debilidad electoral del PRD, Meza le renunció a fines de 2017: “… (la) nueva ideología política que se ha impuesto no la comparto, porque va en contra de todo principio democrático.

“He dejado de coincidir con las decisiones que se han tomado desde los órganos directivos y sería incongruente continuar con quienes han claudicado”.

Y todavía no terminaba el eco de lo dicho y ya estaba postulada por Morena para senadora.

Al galope legislativo, “la otra cara” de Lucía Virginia Meza Guzmán también registra uno que otro pisotón a gente esperanzada en su tarea de representante del pueblo.

Un grupo de padres de alumnos de la Primaria 2 de Mayo de 1812, de Cuautla, reclamaban en junio de 2017 que los hubiera dejado colgados durante un año con la promesa de una techumbre de la escuela. Le espetaban en una manta: “Diputada Lucía Meza. No más promesas de campaña”.

Se trataba del clásico caravanazo con sombrero ajeno, pues era un proyecto estatal MOR 1717 – 0100852301, del programa Fondo de Fortalecimiento Financiero de la Secretaría de Obras, a esos que se cuelgan cuantos pueden para quedar bien con la ciudadanía.

JUGADA ELECTORAL CON LA CATEM
En su cabalgata por el Senado, Lucía Meza ahora con el estandarte de Morena ha ido al trote de la tribu de Mario Delgado, más en tareas políticas que en otras como las de la cuasi inédita Comisión de Juventud y Deporte.

Lo anterior y las maniobras que se están dando en sincronía con la Confederación Autónoma de Trabajadores de México (CATEM), que incluyen a su esposo Ricardo Robledo en ruta a la alcaldía de Cuautla, son otras Historias de Terror que veremos próximamente.

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