México.- La investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Alicia Mireya Ramírez Schoettlin, promueve la capacitación de las mujeres para impulsarlas a crear su propio negocio a base de la preparación de dulces.

En un comunicado, se informó que lo anterior surgió ante el incremento de jefas de familia que no cuentan con empleo formal en el estado de Morelos, de ahí que Ramírez Schoettlin concibió desde hace siete años un proyecto encaminado a impulsar la creación de negocios de confitería entre este sector de la población. 

El proyecto es parte de su tesis doctoral y contempla un programa que enseña la elaboración de confites y chocolates hasta el plan para constituir una fundación encaminada a proporcionar un kit básico para que las mujeres inicien pequeños negocios desde sus hogares.

La especialista de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), quien es asesorada por la doctora Yolanda Lira, del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Durango, explicó que de acuerdo con encuestas oficiales, del total de empresas de alimentos, 70 por ciento son de confitería.

De estas,  60 por ciento son microempresas, por lo que sería viable que con poca inversión las mujeres emprendan una fuente de empleo, indicó.

Detalló que los trabajos iniciaron con un grupo de mujeres de Cuernavaca, Morelos, de la zona de la delegación Milpa Alta y de la colonia Popotla, en la Ciudad de México, a quienes les ha dado capacitación para elaborar chocolates, pastillas de goma (gomitas), dulce de leche, malvaviscos, chiclosos y caramelos, entre otros, con la técnica tradicional.

Sin embargo, con el fin de ofrecer productos que ayuden al cuidado de la salud, a algunos confites se les han incorporado nutracéuticos (vitaminas y fibra), y a los chocolates se les agrega el extracto de algunas plantas que pueden ayudar a regular el metabolismo de la glucosa, cuyas propiedades se evalúan previamente en el laboratorio para garantizar la calidad y seguridad.

Ramírez Schoettlin dijo que la manufactura de todo alimento conlleva la aplicación de normas de calidad, por ello, se instruye a las participantes sobre las buenas prácticas de higiene (uso de cofia, cubrebocas y guantes) para garantizar la inocuidad de los productos de confitería.

La investigadora politécnica subrayó que aunque el proyecto se concibió para apoyar a las mujeres desempleadas, podría extenderse para ayudar a personas de la tercera edad y aquellas que a consecuencia de los sismos del pasado septiembre requieran iniciar un pequeño negocio para salir adelante.

La académica comentó que en el desarrollo del proyecto ha contado con la participación de la investigadora de la ENCB, Laura Esther Olguín Martínez y de estudiantes que se han titulado con el mismo.

 

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