Cuernavaca.- Se desliza a sus sueños. Matilde Vázquez Nieto es una niña de 10 años que practica patinaje artístico desde los 7 años y ya ha recorrido un camino lleno de retos, aprendizajes y satisfacciones, siempre con una sonrisa en el rostro y la pasión en los patines.
Su historia comenzó con un regalo de cumpleaños: “Mi papá me trajo unos patines de línea. Empecé a patinar y luego vi a unas patinadoras de artístico sobre ruedas, y yo quería hacer eso. Entonces me inscribieron a clases en la pista del Miraval”, recordó Matilde.
Vázquez Nieto, originaria de la colonia Acapantzingo, en Cuernavaca, hoy forma parte del Club Rollick, del entrenador Efraín Ríos.
En sólo tres años, Matilde ya ha competido a nivel local, estatal, nacional e incluso internacional, pero lo más valioso para ella no son las medallas, sino lo que siente al practicar su deporte favorito. “Este es un deporte que me da alegría. Me pongo contenta cuando lo hago. Siento que puedo hacer rutinas diferentes, movimientos diferentes, bailar diferente. Es algo especial”.
Como toda disciplina artística y deportiva, el entrenamiento no es sencillo. “Es duro, porque tengo que lograr todo lo que no me sale. Si un salto o una combinación no me sale, lo practico hasta que me salga. Eso es lo que me va a ayudar a ganar competencias y a ser mejor cada vez”.
Matilde reconoce el valor del apoyo que la rodea: “Mi mamá Mayra, mi coach Efraín, mi otra maestra Natalia y mis amigas siempre están para mí”. Y aunque sus papás no entiendan del todo lo técnico de sus rutinas, ella sabe que su respaldo es clave para seguir adelante.
“Muchas cosas me motivan y sé que, si sigo así, cada día voy a poder ir a otra competencia y ganar. Estoy orgullosa de patinar”, afirmó. Entre sus sueños, uno brilla con fuerza: llegar algún día a una Olimpiada Nacional o a un Panamericano.
Para Matilde, más allá de los podios, lo más bonito ha sido el camino: “He podido ganar competencias, aunque no siempre de primer lugar. Y lo que más me ha gustado es conocer muchas amigas”.
Con disciplina, talento y un corazón que late al ritmo de la música sobre ruedas, Matilde patina hacia un futuro prometedor. El arte sobre ruedas tiene en ella a una verdadera joya morelense.i
Es un deporte que me da alegría. Me pongo contenta cuando lo hago. Siento que puedo hacer rutinas diferentes, movimientos diferentes, bailar diferente. Es algo especial.
Matilde Vázquez, patinadora